Pues eso. Hoy hemos estado Pablo y yo haciendo bicicleta de montaña en el citado parque del título. Ha sido una de las denominadas “operaciones aerotransportadas”. De aero no tienen nada, pero bueno, queda más divertido denominar así al hecho de llenar un coche de bicis y partir hasta el paraje en cuestión a dar pedales.
El supercarro con las bicis
En cuanto al recorrido en sí, unos 25 kilómetros por pleno parque natural, entre Cardeña, la Venta del Cerezo y la Venta del Charco, en un entorno magníficamente conservado y señalizado.
Pablo junto a una señal de vía reservada para ciclistas. Mola
Uno de los detalles más interesantes del parque es que una de las citadas aldeas, la Venta del Cerezo, fue rehabilitada hace algunos años y dedicada a escuelas taller y casas de turismo rural. Es uno de los parajes más pintorescos de la provincia de Córdoba, y en el que tiene que ser delicioso poder pasar un fin de semana en pleno invierno, cuando el verdor de la sierra cordobesa se encuentra en su máxima expresión. Y, sin embargo, conserva una gran belleza incluso en pleno verano.
Casa rural en la Venta del Cerezo
Llegando a la Venta del Charco es posible contemplar uno de los pocos parajes de Andalucía en los que persiste el roble melojo, y el único de la provincia de Córdoba donde es posible hallarlo. Pero no sólo eso. Manadas de ciervos se cobijan del fuerte sol del verano bajo sus frondosas ramas, a pocos metros del camino. Sencillamente espectacular.
Y, por último, en Cardeña, en la plaza del pueblo, se puede disfrutar de unas buenas tostadas con mejor aceite de oliva. ¿Qué más se puede pedir? Bueno, algo sí se puede pedir. Que la cardeñera del grupo de amigos hubiera venido con nosotros. Pero bueno, hoy estaba en Calamocha (básicamente donde Cristo perdió el bolígrafo) con su prometido, así que tendrá que ser en otra ocasión…
Mi burra en la plaza
Para ver el resto de las fotos de la etapa, aquí: Etapa Cardeña – Venta del Cerezo – Venta del Charco