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De hecho, el mero acto de abrir la caja determinará el estado del gato, aunque en este caso los tres estados determinados en los que podía estar el gato eran: Vivo, Muerto y Jodidamente Furioso
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18 nov 12 Etapa ciclista: Santiponce – Las Pajanosas (01/11/2012)

El día de Todos los Santos de 2012, jueves festivo, volví a salir a rodar un poco por la provincia de Sevilla, con la idea de ir recuperando algo de forma para la gran etapa que tenía pocos días después por delante: la VI Marcha Cicloturista de Fuente Obejuna, y cuya preparación había tenido que abandonar debido a una molesta y persistente lesión de espalda.

El 1 de noviembre comencé a rodar a las 9:20h, de nuevo en solitario. Tenía en mente hacer una buena kilometrada, subiendo por la vía verde de Itálica hasta el cauce del río Guadiamar, y desde allí descender por el corredor verde homónimo hasta las cercanías de Sanlúcar la Mayor, para volver posteriormente a casa por Villanueva del Ariscal y Salteras. Unos 70-75 kms. sobre el papel. Pero pronto me di cuenta de que iba a tener que abandonar dicha intención.

Salí de Santiponce para dirigirme a la vía verde por el camino agrícola de costumbre. Pero fue llegar allí y darme cuenta de que la situación, debido a las lluvias de la semana, había empeorado considerablemente con respecto al domingo anterior. El camino, pese a la pendiente, se había convertido en un auténtico barrizal que atrapaba las cubiertas y hacía casi imposible rodar. Y eso que apenas había salido de casa. Ya antes de alcanzar la vía verde me vi obligado a detenerme a retirar algo de barro de las cubiertas y del cuadro, ya que amenazaba con bloquear la rueda. El día prometía ser complicado.

Una vez en la vía verde la situación, al igual que el domingo anterior, mejoró sensiblemente, pero sin llegar a ser en ningún momento una maravilla, especialmente en el caso de mi cubierta trasera, una Small Block Eight de 2.1”, poco indicadas para ese barro pegajoso y denso. Pero lo peor aún estaba por llegar. Pasé el puente sobre el arroyo del Judío, y dejé el tramo civilizado de la vía verde. Tenía por delante unos 2.7 kms hasta llegar a la carretera, pedregosos en su mayor parte, y por tanto poco proclives a embarrarse, pero el tramo final antes de llegar a la carretera transcurría por una planicie rodeada de cultivos. Iba a ser complicado.

Fuji embarrada

Fuji embarrada

Y lo fue. O mejor dicho, no fue exactamente complicado. Fue imposible. En efecto, pasé sin excesivos problemas la parte pedregosa de la vía verde, pero al internarme en la planicie agrícola pronto me quedé clavado en el barro. Se formaron tres enormes pellas de barro pejagoso, en la horquilla delantera, en el freno trasero y en el cambio, que pronto hicieron imposible rodar. Tanto fue así que un grupo de marchadores de fondo, que había pasado un rato antes, me volvieron a pasar a mí, llegando antes que yo a la carretera. Yo, por mi parte, tras retirar algo de ese pesado barro de la bici, no tuve más remedio que cargármela al hombro para poder salir de ese atolladero. Pero no salí indemne. Ese barro se adhirió a mis botas de campo, convirtiéndolas en sendos bloques de arcilla que no había prácticamente manera de mover. Tardé casi un cuarto de hora en recorrer 500 metros de recta. Horroroso.

Y las noticias, al llegar a la carretera, no eran mejores. Allí me encontré con un grupo de ciclistas que me informaron de que el tramo de vía verde camino de Aznalcóllar estaba aún peor. Así que el día había quedado arruinado. Ante esto, no me quedó más remedio que tomármelo con filosofía, y rescatar lo posible del desastre. Tocaba una etapa de asfalto. Así pues, tras quitar algo más de barro, tomé la carretera en dirección a la N-630: decidí cambiar de objetivo, y subir por asfalto a Las Pajanosas. Hice una pequeña parada técnica en la Venta de Ana Velázquez para limpiar la bici y a mí mismo del nefando barro arcilloso, tras lo cual retomé mi marcha hasta Las Pajanosas, a donde llegué a las 11:00h.

Allí hice una breve parada, antes de emprender la bajada a Guillena por la carretera del zoo. Desde Guillena tenía la intención de dirigirme a Torre de la Reina y a continuación, Alcalá del Río y La Algaba. Pero al no encontrar una buena señalización de cómo hacerlo, y dado que el día empezaba a amenazar lluvia, opté por ser más conservador, y volver directamente a Santiponce por la N-630.

Dicho y hecho. Remonté de nuevo hasta la N-630 a la altura de la Venta, y volví sin más inconveniente a Santiponce, dándome incluso el gustazo de adelantar a un ciclista de carretera, por el camino, gracias a la Small Block Eight que había inflado hasta los 5 kg/cm^2 con anterioridad. Finalicé el recorrido a las 11:50h; una etapa que no se parecía en nada a la que había planificado, pero que había valido la pena.

Los datos de la etapa son los siguientes:

  • Distancia: S/D
  • Distancia (según el GPS): 43’226 km.
  • Tiempo de etapa: 2h 03m 06s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 2h 27m 03s
  • Velocidad media: 21’07 km/h
  • Velocidad máxima: 49 km/h
  • Pulsaciones medias: S/D
  • Pulsaciones máximas: S/D
  • Consumo medio de calorías: S/D
  • Consumo máximo de calorías: S/D
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: S/D
  • Consumo total de calorías: 2001 kcal
  • Índice IBP de dificultad: 33CC

Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Santiponce – Las Pajanosas

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