Se acercan ya las fechas en las que el viejo año se despide, dejándonos, como norma general, sumidos en una orgía de confetti, alcohol, pisotones y empujones en una fiesta de tres al cuarto. Este año, por variar un poco la cosa, he sugerido a la pandilla de amigos variar, alquilar una casa rural en el agro cordobés, y pasarlo bomba durante tres o cuatro días. La idea ha gustado bastante, pero estamos teniendo problemas de logística, que esperamos poder solventar decentemente.
Al hilo de la idea, un buen amigo ha escrito un textillo, elaborando una interesante trama de ficción. ¿O no es ficción?
Un poco de imaginación.
Por Rey Fullero
Día 30 de Diciembre de 2005
Toda la mañana en la casa. Te has levantado y te han puesto un desayuno de mucho taco. Ciego de comer. Te vas con Rafa, Pas, Potín y JaviH a dar un paseo por una ruta rural de senderismo. Apenas dan las once de la mañana. Rafa se entretiene corriendo arriba y abajo recordando sus orígenes en Kenia, antes de que lo encerraran en Selwoo, al tiempo que intenta montar a Pas al grito de “Juan, ¡dame la obraaaaaa!”. JaviH hace curiosas apreciaciones sobre el origen del camino, el número de romanos que pasaron por allí, y la fauna propia del lugar, llevándose los dedos pulgar e índice al mentón en una posición muy intelectual. Potín se ahoga por el sendero debido a su costumbre al aire viciado de Madrid y sufre continuas arcadas (no es coña, pasó en Yuste). Pasáis la mañana comentando el idilio que mantenéis con tan precioso paisaje. A la hora de comer, llegáis a la casa rural. Desde lejos, al aproximaros, veis como un apolíneo JJ corre desnudo por el campo persiguiendo a los perros de la finca. Os sonreís. Sí, es Doble. Inconfundible.
Para comer, Manu y el Capitán se han currado un arroz de mucho cuidado. Arguiñano está temblando, haciendo chistes malos y nerviosos en su programa de TV5. Han hecho su sofrito con pimientos, carne y demás condimentos, y están vertiendo el arroz. El olor te abre el apetito, y tu estómago pide mimos. Alfonso y María están allí sentados, en el porche. Alfie le enseña a María los últimos tonos politonos sonitonos de su móvil, y ella sonríe. Alguien dice que hay que despertar a Mich y a Javi. Es Pe quien lo ha dicho, con ese susurro suyo que hace que una bandada de gorriones eche a volar atemorizada, aunque se encontraba a medio kilómetro.
Te sientas. Piensas que eres feliz, y se te pone tiesa.
Pasa un rato. Sabes que Mich se ha levantado porque oyes su tos. Automáticamente, se alzan seis o siete voces que dicen coño, Miguel, abuelooooooo, deja de fumar. Lo más jodido es que él sigue sonriendo, y se enciende un Marlboro. Por supuesto, a las tres caladas lo apaga. Siempre hace eso cuando le entra la tos, así se la quita de en medio. Te levantas y decides rodear la finca para inspeccionarla mejor. Al cruzar la esquina de la casa, ves un bonito rincón donde los propietarios han dispuesto un banco a la sombra de olorosos arrayanes. Allí está José Manuel, leyendo inspirado y soñando. Te acercas y le comentas que la comida está casi apunto, que debería acercarse para poder probar las últimas aceitunas que quedan y abrir un poco el apetito. Él cierra su libro, se pone en pie y con un titiritiiiiiii se une al grupo. Le sigues. ¿Quién quiere inspeccionar la casa si el arroz de Manu está ya casi hecho?
Estáis todos reunidos en torno al perol. Sergio, Leti, Carmen, Ángel, Anita, Begoña y los demás se acaban de unir también. La comida es una gran fiesta, regada con vino que enciende los ánimos. Todo el mundo felicita a los chefs.
Después de la comida alguien sugiere un whisky para ayudar la digestión. Otro más atrevido propone jugar al pañuelito.
Sorprendentemente, la propuesta llega a buen puerto. Y así veis atardecer. Los unos estáis jugando un apasionante risk entre caladas y sorbos a la bebida, mientras los otros riñen a pañuelito como en una gran ceremonia pagana. Ah, claro, no lo he dicho. La propuesta del pañuelito salió adelante porque era un streap-pañuelito. Cuando se pone el sol, la mitad de los jugadores están desnudos, aunque inusitadamente las chicas siguen vestidas. Las mujeres siempre ganan cuando se lo proponen, piensas, mientras recibes un descarte de diez, que junto a los cinco de Norteamérica y una calada triunfal al cigarrillo te permiten concluir tu objetivo.
Es ya casi la hora de cenar. Miguel decide aventurarse y darnos a conocer su cocina experimental, de la que resultan unos macarrones con queso gratinado muy sabrosones. Todos os relaméis. La velada transcurre agradablemente hasta cerca de las doce, cuando alguien cae en la cuenta. Ey, pandilla, hay que preparar el pre-fin de año, dice. ¡Es cierto! Como al día siguiente algunos cenarán con sus familias de sangre, habéis decidido continuar la tradición que el Capitán inauguró un par de años atrás en su casa de la sierra cordobesa.
Cuando dan las doce, llueven las uvas y el champán, las felicitaciones y los deseos de un próspero año nuevo. Hay tanta sonrisa que sabes que Henry Chinaski no habría podido evitar el vómito.
Celebráis el pre-fin de año con toda clase de licores hasta que poco a poco los huéspedes van cayendo en las redes del sueño. Hacia las tres sólo los más noctámbulos permanecéis despiertos. Al rato decides acostarte, porque al día siguiente habías planeado acercarte con algunos a ver una cañada cercana. Allí podré recolectar buena hierba de la comarca, piensas. (*)
Al día siguiente te levantas de los primeros, y decides terminar, antes de desayunar, la inspección de la casa que no habías hecho el día anterior. Llegas a donde José Manuel leía bajo los arrayanes y prosigues hasta el final de la finca. Empiezas a notar el gorgojeo de tu estómago reclamando el desayuno, así que resuelves llegar tan sólo a donde siete olivos esconden un pequeño gallinero.
Cuando llegas ves las estúpidas gallinas picotear el pienso, y te sientes tentado de putearlas con un par de sustos.
Te afirmas un segundo en el asiento que la intrincada forma de uno de los olivos ofrece y te fijas en la salida del sol. Te quedas embelesado durante diez minutos cuando oyes que por detrás se te acerca alguna clase de animal campestre. Te vuelves y lo que ves atónito hace reverberar en tu cabeza palabras de la infancia, que no recuerdas cómo continuaban…
“Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro”
Este está siendo un gran fin de año. Polluito.
NOTAS
(*) Cuando termines de leer la historia, vuelve a leerla, y cuando llegues al asterisco salta directamente a este apartado. La historia prosigue de la siguiente manera:
(…) De repente, mientras te lavabas los dientes, un grito desgarrado te asusta mortalmente. Sin tiempo para limpiarte la boca, sales al pasillo donde ves que el capitán y Mich corren hacia la habitación donde duermen Rafa, Ángel, Pe y Pas, aunque ellos seguían en el salón cuando te despediste. Les sigues y entráis abruptamente. Veis a Sergio arrodillado en el suelo sosteniendo entre sus brazos el cadáver inerte de Vanesa. Sergio moquea y gime, con grandes lagrimones bajando por sus mejillas. Uno de los párpados le tiembla salvajemente.
- ¿¿¿¡¡¡Pero qué coño es esto!!!??? ¿Qué ha pasado aquí? – Gritas desconsolado. Cas y Mich se arrodillan junto a Sergio y, con gran serenidad y juicio cogen a la muchacha que depositan sobre uno de los colchones. Sergio se arrincona en una de las esquinas, y no para de repetir “estaba así cuando me he despertado, estaba así, estaba así, estaba así”…
Llegan algunos más y se monta un gran revuelo. Los nervios se apoderan de la mayoría, y los gritos se alzan sobre las voces. Cunde una gran desesperación.
Repentinamente, se oye un gran eco que resuena en todos los tímpanos. Os quedáis helados. Las palabras se distinguen clara y lúgubremente…
“Vanesa, Vanessssssaaaaaaaaaaaaaaaaaa…”
Vuestras pupilas se dilatan y la sangre se hiela. En ese instante, aparece Doble por la puerta. Se ha puesto su bigote de “fidela” y sus gafas de mosca, y entre los brazos porta varios DVD´s:
- No os preocupéis. Me he traído mi colección de Jessica Fletcher, porque aquí… se ha escrito un crimen.
FIN
¿Quién habrá sido el asesino de Vanesa?
¿Cuál de los polluitos deberá morir por su crimen?
¿Por qué Sergio lloraba tanto?
Las respuestas a estas y otras preguntas las encontraréis si votáis por celebrar el fin de año en una casa rural.
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En fin, esto es, obviamente, total ficción. Nadie jugará al streap-pañuelito ni veremos al Doble con un bigote de “fidela”, porque su bigote natural le queda que ni pintado (soy de los afortunados que le han visto de esa guisa).
Lo que con esta desvaída retahíla de despropósitos pretendo mostraros es que da igual que os perdáis una bonita fiesta llena de diosas hechas mujeres. Lo importante es que una oportunidad como esta no se presenta siempre, y juntar a todos durante tres días en el año es imposible, y más que lo será a partir de ahora. Por eso creo que no deberíamos dejar escapar esta oportunidad. Prometo sexo duro.