Esta mañana he hecho la última etapa de entrenamiento ciclista en Córdoba durante mis vacaciones. Ha sido, por fuerza, una etapa breve, ya que a media mañana tenía que regresar a Santiponce, para poner un poco en orden la casa antes de regresar mañana al trabajo. Por tanto, decidí rodar un poco por el entorno de Santo Domingo.
En primer lugar, me encaminé hacia el Puente de Hierro. Descendí hasta el arroyo Santo Domingo, y tomé el comienzo de la vereda de Santo Domingo, hasta llegar hasta el camino de la cantera. Desde allí subí hasta el cortijo de Los Velascos para tomar de nuevo el viejo trazado de la vereda de Santo Domingo, que sube por la parte superior de la cantera.
En esta zona, y hasta poco antes de llegar a la cantera, hay abundantes tramos en los que es prácticamente imposible no echar pie a tierra, y arrastrar la bici, ya que el camino es muy quebrado, con fuertes pendientes, y prácticamente comido por la vegetación. Aun así, es un sitio ciertamente interesante para recorrer.
Tras pasar esta zona, se llega a la parte superior de la cantera. Esta parte se encuentra, por fuerza, más deforestada que el tramo anterior. Si bien es una verdadera lástima, como contrapartida otorga el poder contemplar unas buenas vistas de la Sierra. Entre ellas podemos destacar las vistas de la Meseta Blanca, de la que ya tomé fotos (si bien desde abajo) en otra ocasión:
Un poco más arriba, destacan las vistas de la cantera abandonada de Santo Domingo. Es una enorme cicatriz en mitad de la Sierra, pero no deja de ser impresionante:
Una vez superada la cantera, seguí avanzando por la vereda, para llegar hasta el pequeño cerro que se alza frente al monasterio de Santo Domingo, donde se encuentra una pequeña ermita. Desde ahí descendí hasta el lago, para bajar, paralelo al arroyo, de nuevo hasta la cantera (o como es conocida entre los amigos, el nivel del Duke Nukem):
Seguí el camino de la cantera para llegar de nuevo al cortijo de Los Velascos, que rebasé, siguiendo el camino hasta llegar hasta el arroyo Pedroches. Desde ahí abandoné el camino de la cantera, para tomar la senda que bordea el arroyo, y que pasa por la fuente de La Palomera, donde aproveché para repostar:
Esta fuente forma parte del rebosadero de una de las tomas del acueducto romano Aqua Nova Domitiana Augusta que llevaban agua hasta la ciudad, en una red de suministro de agua que no cabe menos que calificar de impresionante. Y el agua, dicho sea de paso, se encontraba muy fresca.
Una vez saciada mi sed, seguí arroyo abajo hasta llegar de nuevo al Puente de Hierro. Desde allí decidí volver por la parte izquierda del arroyo que baja junto al castillo del Maimón, para enlazar con la zona a las espaldas de la carretera de Obejo. Y desde ahí, a casa.
El recorrido tuvo una longitud de 16’135 km, que recorrí en 1:13:03. El trazado de éste en Google Maps es el siguiente:
Ver 2010/07/04 – Vereda de Santo Domingo – La Palomera en un mapa más grande
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