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24 ene 25 Nuevo servidor de virtualización – Instalación de ProxMox

Esta entrada es la parte 6 de 6 de la serie Nuevo servidor de virtualización

Llegamos a la parte final de esta serie de artículos sobre el nuevo servidor de virtualización, que es precisamente, la parte de virtualización. Tenía claro desde el principio que iba a hacer uso de ProxMox para implementar el servicio. Al fin y al cabo, es lo que venía usando desde hace años, en un mero PC convencional, para contener mis máquinas virtuales. ProxMox proporciona una interfaz de administración amigable a la virtualización KVM de Linux, y permite una operación profesional del entorno. Como es habitual en proyectos software libre, es posible desplegar una versión completamente funcional del entorno de manera gratuita, y contratar un servicio de suscripción para tener soporte especializado por parte de la empresa que manteniene la solución.

En cuanto al mecanismo de despliegue, como adelanté en los capítulos anteriores, opté por realizar una instalación de Debian 12, para a continuación desplegar sobre ella la configuración específica de ProxMox. Para los pasos concretos de cómo hacerlo, existe una guía bien detallada oficial de ProxMox que muestra cómo realizar dichos pasos: Install Proxmox VE on Debian 12 Bookworm.

Un detalle importante a tener en cuenta, en caso de que se desee que las máquinas virtuales tengan direccionamiento de la red donde está instalado el servidor de ProxMox (lo que es mi caso), es que es necesario crear un Bridge Linux. Existe una guía detallada al respecto: Default Configuration using a Bridge que vale la pena consultar. En este caso, puedo indicar que es más sencillo configurar el bridge desde la interfaz gráfica (aunque sea contraintuitivo), ya que la instalación de Debian 12 hace que una interfaz física ya tenga asignada la configuración de red. Desde la interfaz gráfica simplemente es eliminar la configuración de la tarjeta, crear el Bridge Linux, asignar esa configuración de IP y máscara, y vincular la interfaz física a la tarjeta. Una vez hecho esto, se aplican los cambios, y el sistema sale andando solo sin mayores dolores de cabeza.

El siguiente paso a dar para mí fue migrar las máquinas virtuales de mi antiguo entorno al nuevo. Hubiera sido una idea interesante el configurar un cluster HA con las dos máquinas, pero por desgracia no fue posible, ya que el entorno antiguo está en la versión 6.x de ProxMox y el nuevo en la 8.x, y no hay compatibilidad directa. Hubiera sido preciso escalar la instalación antigua a 7, y posteriormente a 8, y prefería dejar la antigua como estaba, para tener una máquina de respaldo en caso de desastre.

En lugar de esto, y dado que tengo un servidor NAS donde hago las copias de seguridad de mi entorno ProxMox, opté por generar copias nuevas, y posteriormente añadir este servidor como un volumen NAS externo al servidor y, una vez añadido, simplemente restaurar las copias. La adición del servidor NAS se hace desde Datacenter->Storage->Add->NFS, e indicar los datos del servidor y el cometido que se le quiere dar a ese volumen (en mi caso, VZDump backup).

Configuración de un servidor NFS

Configuración de un servidor NFS

El proceso funcionó sin problemas, y una vez importadas las máquinas desde el backup en el nuevo servidor, hice algunos cambios menores, como asignar mayor cantidad de RAM por máquina (4 GB a cada una), más procesadores (8 a cada una), y mapear a la máquina de la domótica dos dispositivos USB externos que tengo configurados, que funcionaron también sin mayor problema. Paré el servidor antiguo, arranqué máquinas, y todo funcionó perfectamente.

Estado del servidor ProxMox

Estado del servidor ProxMox

Como se puede ver, incluso con las máquinas a pleno rendimiento, el servidor está más que sobrado para atenderlas, y con unos niveles de sonoridad incluso más reducidos que con el servidor original. He notado además, como era de esperar, que las máquinas virtuales responden de manera mucho más ágil que en el entorno antiguo, por lo que todo son ventajas. Espero que este servidor dure muchos, muchos años.

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19 ene 25 Nuevo servidor de virtualización – Introducción

Esta entrada es la parte 1 de 6 de la serie Nuevo servidor de virtualización

En las últimas semanas he estado realizando una serie de cambios bastante importante en mi sistema informático. Desde hace muchos años tengo desplegado en casa un servidor que históricamente ha contenido mi sitio web, pero que con el paso del tiempo ha ido ganando en funcionalidades: domótica, servicio de mensajería, automatización, almacenamiento, VPN, streaming de vídeo… Todo empezó en la Universidad, con unas prácticas de alguna asignatura que ni siquiera recuerdo, pero ha persistido con el paso del tiempo.

En un momento dado tuve una serie de sistemas aislados que complementaban al servidor: un Mini-ITX, un par de Raspberry Pi, una Asus Tinker Board, una NAS… Pero con el paso del tiempo fui simplificando. Un paso trascendental fue la consolidación de las máquinas físicas separadas en un único servidor de virtualización. Para ello escogí realizar un despliegue de ProxMox, virtualización basada en KVM, pero que proporcionaba una interfaz de usuario vía web bastante amigable, lo que hacía la administración del entorno fuera sencilla. Para ello utilicé un viejo PC de oficina con un procesador Intel y 4 GB de RAM. Todo bastante ajustado para contener tres máquinas virtuales: un frontal web NGINX que además desplegaba un servidor MQTT y VPN, un backend con el servidor web WordPress, securizado por el frontal antes comentado, y una máquina separada para el entorno de domótica. Durante años ha funcionado bien, pero hace unos meses el servidor, ya veterano cuando lo desplegué, empezó a presentar fallos hardware. El principal fue que se estropeó uno de los módulos de RAM, quedando reducida la cantidad disponible a 3 MB. Además, presentaba fallos de encendido en caso de que se fuera la luz, lo que hacía que la recuperación del sistema fuera bastante complicado.

Ante ello, decidí renovar el hardware, para lo que me puse a mirar precio de módulos RAM para añadirle el módulo faltante al PC, y también precios de PCs nuevos. Tanto lo uno como lo otro tenían precios elevados (la RAM por tener que adquirirla a través de Ebay y sitios así), y el PC nuevo por el hecho de comprarlo nuevo. Y en ello andaba cuando se me ocurrió una idea disparatada:

Servidor HP Proliant DL360p Gen8

Servidor HP Proliant DL360p Gen8

Hacerme con un servidor. Uno de verdad. No un viejo PC reconvertido. Un ser-vi-dor. Y resultó que la idea no era tan disparatada. Encontré un servidor HP DL360p Gen8 con doble fuente de alimentación, dos procesadores de 12 núcleos cada uno, 96 GB de RAM, 4 discos de 2 TB a 7200 RPM y controladora RAID, 4 puertos de red a giga, y un año de garantía por la ridícula cifra de 100€. Resultaba que la idea no era tan disparatada. Así que me hice con él. Pero es un servidor, claro. Está optimizado para el rendimiento. Y eso suele tener algunos problemillas cuando lo metes en una casa. Y no es el menor de ellos el que puede ponerse a sonar como un MIG 21 despegando.

Estas semanas he estado lidiando para poner el servidor de manera funcional, adaptarlo a un uso doméstico, volver a instalar un entorno de virtualización, y migrar las máquinas desde el viejo servidor. Por el camino he aprendido una serie de cosas bastante interesantes, y creo que vale la pena recopilarlas por si a alguien más le resultan interesantes, así que espero escribir unos cuantos artículos al respecto.

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