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09 nov 20 Camino del Cid 2019: Introducción

Esta entrada es la parte 1 de 7 de la serie Camino del Cid 2019

Quien conmigo quisiera venir para cercar a Valencia (…) sepa que le esperaré tres días en el Canal de Cella

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A principios del mes de julio de 2019 mi padre y yo recorrimos en bici el recorrido entre Cella (Teruel) y Valencia, siguiendo el trazado del Camino del Cid. Era éste un recorrido que llevaba casi quince años queriendo recorrer, camino que sigue las andanzas del gran héroe castellano, uno de los grandes personajes que se alza entre la historia y la leyenda, y que es en parte mito fundacional de la Corona de Castilla y, por ende, del concepto de España.

Es, sin embargo, el Cid un personaje histórico, al que grandes literatos como Menéndez Pidal dedicaron su vida, y al que se le puede seguir la pista con razonable exactitud histórica, a diferencia de otros personajes medievales. Fruto de esta capacidad de ser seguido, plasmada en una serie de documentos, cantares, y leyendas, se diseñó a principios del Siglo XXI un recorrido que une Burgos con Valencia, además del gran cantidad de sitios históricos relacionados con el Cid. Tuve conocimiento de este recorrido en torno a 2006, y desde entonces estuve soñando con poderlo recorrer. Tendrían que pasar 13 años hasta poder realizarlo.

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Es costumbre de mi padre y mía dedicar a finales de primavera o principios de verano algunas jornadas para hacer un viaje juntos. Por lo general habíamos realizado distintos trazados del Camino de Santiago. Pero para el primer recorrido tras mi vuelta de Irlanda había pensado en realizar algo especial. No pudo ser algo que hiciéramos de inmediato, pero pronto tuve claro que el escogido sería el Camino del Cid. Faltaba por determinar el tramo. El punto de destino, cómo no, tenía que ser Valencia, pero no tenía claro el origen. ¿Burgos? Ojalá, pero hubiéramos necesitado muchos días. Al final la respuesta la dio el propio Camino, gracias a una estupenda herramienta para calcular trayectos en función de tu medio para recorrer el Camino del Cid, y tu disponibilidad. Teníamos cuatro jornadas. Y la respuesta fue Cella, punto de partida del recorrido denominado La Conquista de Valencia.

Cella, una pequeña población cercana a Teruel, y mencionada en El Cantar de Mío Cid con las palabras que abren este artículo. Una excelente opción. Nos permitía viajar desde la zona de Teruel (capital que sí conocía) atravesando la parte sureste del Sistema Ibérico, descender hasta Sagunto, y desde allí enlazar con Valencia, todos estas zonas desconocidas para mí. Y como guinda del pastel, recorriendo dos trazados de vías verdes: la de Ojos Negros y la de Xurra. La primera de ellas un impresionante recorrido por un antiguo ferrocarril minero, desde la mina de hierro más importante de Europa, y la segunda, un precioso recorrido por la huerta valencia, entre campos de naranjos, verduras y… chufas. Algo a lo que no podía resistirme.

Determinamos empezar nuestro recorrido el 3 de junio de 2019, y contar con algunas jornadas adicionales para los desplazamientos. Finalmente, el plan de viaje escogido fue salir de Córdoba el 2 de julio, y dirigirnos a Cella en coche. Allí nos hospedaríamos en una casa rural durante una noche y donde el coche nos esperaría hasta nuestra vuelta. Viajaríamos durante 4 jornadas hasta Valencia, para volver en tren regional hasta Cella (donde hay parada de tren), volver a hacer noche en la casa rural, y posteriormente volver a Córdoba. Un plan redondo. Y que, en mi caso, implicaba a mi vez viajar el 1 desde Sevilla a Córdoba en tren.

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En cuanto a nuestras monturas, escogimos lo siguiente: mi padre su por entonces flamante bicicleta de montaña eléctrica, que le permitía rodar con alegría en cualquier tipo de trazado, como los que nos íbamos a encontrar: vía verde, carreteras secundarias, algún que otro puerto de montaña y algo de pista. Por la mía, mi vieja y querida Fuji Sundance SE, cuyo cuadro rajado hacía no demasiado tiempo que había hecho restaurar, y que había equipado para ciclismo urbano, a fin de utilizarla en mis desplazamientos al trabajo.

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Sin embargo, sobre este punto de partida hice un par de modificaciones. Sabiendo lo que se me venía encima, reemplacé la corona de piñones de ciudad, un grupo de carretera adecuado para rodar rápido y bien, por la corona XT de montaña. Con el único plato de 48 dientes, y sabiendo que había que superar puertos de montaña, consideré necesario disponer de un poco de ayuda a la hora de subir. Nunca podré dar suficientes gracias por haber realizado dicho cambio. Y el segundo, sustituí el sillín Selle de carretera por uno de gel de cicloturismo. Nunca podré lamentarlo lo suficiente. Y es que, si en el Camino de Santiago se dice que nunca has de estrenar botas para recorrerlo, tendría que haber imaginado que algo similar se ha de tener en cuenta en el caso de los sillines. Pero no adelantemos acontecimientos.

Esta es la introducción de las jornadas que vivimos recorriendo el fascinante trayecto del Camino del Cid: La Conquista de Valencia.

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22 mar 09 Etapa 22/III/2009: Vía Verde de Itálica. Santiponce – río Guadiamar

Esta mañana he estado rodando un poco por la Vía Verde de Itálica. La mañana se presentaba buena para rodar: algo cubierto el día y fresco, pero agradable. Mi intención era tomar la vía verde hasta donde fuera posible, que no tenía muy claro si se trataba del río Guadiamar (donde la vía salvaba el río mediante su correspondiente puente), o bien Aznalcóllar.

El recorrido en sí tiene dos partes claramente diferenciadas. La primera de ellas es desde Camas hasta el puente sobre el Arroyo del Judío, donde la vía verde se cruza con la Cañada Real de las Islas.

Puente de la Vía sobre el arroyo del Judío (Fotografía cortesía de Urbanismo en Valencina)

Puente de la Vía sobre el arroyo del Judío (Fotografía cortesía de Urbanismo en Valencina)

Hasta ahí la vía se encuentra adaptada al uso para senderismo y ciclismo. Desde el puente, sin embargo, la vía se encuentra abandonada. Si bien se puede circular aceptablemente bien por todo su recorrido, en algunos tramos (los más cercanos al arroyo) hay abundante balasto, por lo que se bota un poco y el rodar es un poco más complicado. En cuanto a perfil, no hay ningún problema: es ligeramente ascendente en todo su recorrido, pero sin llegar a resultar pesado.

El paisaje no destaca precisamente por su variedad: una campiña cerealista con ocasionales apariciones de olivares y frutales, en la que las perdices campan a sus anchas. Aun así, tiene una cierta belleza que tampoco se puede ignorar.

El típico fondo Windows, en su versión sevillana

El típico fondo Windows, en su versión sevillana

El trazado sigue sin muchas variaciones, salvando dos carreteras, la SE-3409 y la SE-3405, siendo esta última la que marca prácticamente el límite del recorrido. Poco después se encuentra el río Guadiamar, que no se puede salvar debido a que el puente del ferrocarril se encuentra derruido; el río, además, presenta abundante agua en esta época del año, como se puede apreciar en el polar derrumbado, que está casi cubierto por las aguas.

Puente derruido sobre el río Guadiamar

Puente derruido sobre el río Guadiamar

Hubo algo que me llamó la atención. Por lo general, todo el trayecto del antiguo ferrocarril se ha mantenido conservado, salvo en dos puntos. El primero de ellos es poco después de la SE-3409, en la que un par de derrumbes han provocado que la vía no sea transitable, ante lo que la gente ha trazado caminos que bordean los derrumbes, pegados a la propia vía. El segundo de ellos es ya llegando al puente del Guadiamar: esta vez la causa es diferente. Todo el trazado de la vía ha desaparecido bajo una plantación, que ha enajenado el trazado de la vía. Afortunadamente no presenta mucho problema, ya que hay un camino que permite llegar hasta el río, pero no deja de ser llamativo, ya que, pese a que la vía ya no existe, salvo que me equivoque, el terreno por el que discurría sigue siendo público.

Otra cosa que me llamó la antención fue la existencia de flechas amarillas en el puente y sus cercanías. En un primer momento pensé que podrían estar relacionadas con la Vía de la Plata, pero su recorrido, por Guillena y Castilblanco, cae bastante lejos. No he encontrado mucha información al respecto, pero cabe la posibilidad de que exista otro ramal diferente que lleve desde Santiponce hasta Gerena. Seguiré investigando.

La vuelta, habiendo visto que no se podía avanzar hacia Aznalcóllar, la hice por el mismo camino. Tuve la ocasión de contemplar unas llamativas estructuras en la lejanía: una especie de torres que despedían bastante luz por su parte superior. No sé si se tratarán de algún tipo de centrales de energía solar, o algo por el estilo, por lo que agradecería información al respecto.

Torres en la lejanía

Torres en la lejanía

Por desgracia, las fotos están tomadas con mi teléfono móvil, por lo que no se pueden apreciar demasiado bien.

El recorrido total de la etapa fue de unos 40 km., y empleé en ellos aproximadamente dos horas. El trazado con Google Maps es el siguiente:


Ver mapa más grande

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