El sábado 23 de febrero participé en la marcha que organizó el Club Deportivo Tussam en homenaje a Javier Rivera, uno de los pioneros del ciclismo de montaña en Sevilla, fallecido en 2012. Fue una bonita etapa por la zona de la Dehesa de Abajo, en el preparque de Doñana, y por los pinares de Aznalcázar.
Le etapa partió de la Venta del Cruce de La Puebla del Río. Allí habíamos quedado Miguel, Sergio y yo, para participar, junto con Ricardo y el resto de integrantes del club, en la etapa. Miguel, sin embargo, sufrió un pecance en la maneta de su freno trasero, debilitada de una caída anterior, que hizo que al meter la bici en el coche ésta se partiera. Por ello, pese a asistir al comienzo de la etapa, no pudo participar en ella, ya que no conseguimos realizar ningún apaño que solucionara la papeleta. Así pues, y tras unas palabras en recuerdo del homenajeado, la treintena de personas que componíamos el grupo partimos al filo de las 10:00h. Tomamos la carretera que transcurre entre los campos de arroz y la Dehesa de Abajo. Pasamos la Casa de la Puebla y la laguna, para, justo después, girar a mano derecha y meternos en vereda.
Este inicio de etapa fue en realidad una alteración del plan previsto: las recientes lluvias habían hecho impracticable un tramo previsto del recorrido, por la Cañada de los Pájaros y el Monte Gurugú. Así pues, pasamos junto al Caserío de la Dehesa, e iniciamos un trayecto de suaves subeybaja, por zona algo pedregosa, pero con arbolado. Al poco, gracias a la paliza de la semana anterior, estaba abriendo camino con el grupo de cabeza, de donde ya no saldría en el resto del recorrido.
Tras llegar a las cercanías del arroyo Majalberraque y de la SE-667, giramos por pista a la izquierda, para, a continuación, tomar un sendero estrecho entre pinos; en ascenso, primero, y luego en descenso, con algunos toboganes bastante divertidos. Cruzamos un par de pistas, para, de nuevo, volver a afrontar en sendero entre pinos en ascenso, que nos llevó de nuevo a una pista, donde hicimos una breve parada para agruparnos.
Desde allí, tomamos un nuevo sendero, que comunicaba con una zona a la que llaman el jardín botánico, merced a las abundantes señalizaciones de flora existentes, y que sin lugar a dudas vale la pena visitar. A esas alturas nos habíamos internado ya bastante en los pinares de Aznalcázar, y las recientes lluvias, que nos habían fastidiado el comienzo de la etapa, fueron una gran ventaja en esta parte, ya que habían aposentando las arenas características de la zona, lo que permitía rodar de una manera bastante alegre. Estaba siendo una magnífica etapa.
Tras pasar el Botánico, volvimos a salir a pista. Afrontamos unas rampillas en ascenso, cuya principal dificultad fue que se encontraban completamente enfangadas. Pero tras conseguir salvarlas, volvimos a entrar en una zona de arbolado, previo a nuestro primer cruce con la carretera de Aznalcázar. Nos acercábamos a la Vereda de los Playeros y el camino al Rocío.
Hicimos, a mediodía, una pequeña parada de avituallamiento. Nos encontrábamos cerca de la torre de vigilancia y del cámping. Cruzamos la vereda de los Playeros, y dejamos atrás el Cámping de la Dehesa Nueva. Tras superarlo, giramos a mano derecha, para tomar una senda indicada para ciclistas, que transcurre junto al camino de mantenimiento del gasoducto, que tan nefastos recuerdos por sus trampas de arena traía a mi memoria. Posteriormente giramos a derecha, y volvimos a cruzar el gasoducto, para enlazar por un nuevo sendero entre pinos con la vereda de los Playeros, que se encontraba en un estado excelente.
Tomamos durante unos metros la vereda, para a continuación, girar a mano derecha por la pista que pasa junto al Cortijo de Quema. Ahí nos pusimos a velocidad de crucero, alcanzando picos de 33 km/h por pista arenosa, lo que no está nada mal. Pero la etapa estaba tocando a su fin. Dejamos la pista, tomando un cruce a mano izquierda, para evitar salir a la carretera. En cambio, tomamos una nueva pista, primero, y un nuevo sendero entre pinos, después, que nos habrían de llevar hasta el vado del arroyo Majalberraque, donde se encuentra un puente derruido hace algunos años. Por suerte el Majalberraque no se encontraba muy crecido, lo que propició que le echáramos ganas e intentáramos vadearlo:
…aunque sin mucho éxito, por la pared de barro del otro lado, en la mayoría de los casos. Pese a todo, echamos unas buenas risas.
Por último, y tras pasar el arroyo, tomamos la pista que conduce a la vieja casa del guarda de los pinares, en estado de abandono hoy día. Tras realizar el penúltimo ascenso del día, salimos de la dehesa por una gran cancela, que nos llevó hasta la carretera. Pero en vez de salir a ésta, tomamos un senderillo, que tras una postrera subida, y por los onmipresentes pinares, nos permitió salir a las cercanías de la venta del Cruce sin tener que tocar prácticamente el asfalto. Dimos por finalizada la etapa a las 13:25h. Un excelente homenaje a uno de los pioneros del ciclismo de montaña en Sevilla.
Los datos de la etapa son los siguientes:
Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Dehesa de Abajo – Pinares de Aznalcázar. Homenaje a Javier Rivera
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