Grabación de la casa Modernista de González Barros, ubicada en Soutelo de Montes, A Madalena (Forcarey/Forcarei), efectuada con un dron DJI Mini 3 Pro, el 14 de mayo de 2023.
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El día 4 de abril, ya de vuelta en Forcarey, volví a intentar encontrar las cascadas de la zona de la Portela de Lamas. Tras la anterior salida en su búsqueda -infructuosa- había identificado una zona en la que parecía que se pudieran encontrar, junto a la aldea de A Graña, por cuyas cercanías había pasado la vez anterior. Así que decidí volver en su búsqueda, pese a que en otra conversación con Kalis me había dado una pista interesante en la zona de Arnelas. En cualquier caso, se trataba de salir a rodar, y era una excusa tan buena como otra cualquiera.
Salí al filo de las 9:15h desde Forcarey, tras identificar un problema con mi bomba: habían pasado unos cuantos días desde la anterior salida con la Giant, y las ruedas se encontraban algo flojas, pero algo funcionaba mal con la bomba, y apenas metía tanto aire como sacaba. Así que iba bajo de presión, y con un rodar muy pesado. Mal comienzo. Bajé hasta el río Lérez por carretera, para subir desde ahí hasta Cachafeiro. Continué por carretera hasta llegar al área recreativa de A Freixeira, donde continué por camino hasta Acivedo. Este tramo se encontraba en mejor estado que las veces anteriores que había pasado por él, y el tramo de Acivedo se encontraba bastante mejor que el que va más pegado a la carretera. De todas maneras, la entrada a Acivedo se ponía bastante interesante por la cantidad de piedra suelta que una vez había formado parte del empedrado.
Tras pasar Acivedo volví a rodar por carretera hasta Vilar, primero, y el circuito de A Magdalena, después. Allí me echaron una mano con el problema de las ruedas bajas de presión, dejándome inflarlas con la línea de aire de los boxes. Tras ello, pude continuar hasta Soutelo de Montes sin inconvenientes, y con un ritmo más alegre. Desde Soutelo tomé la N-541 hasta el desvío de Trasdomonte. Seguí el ascenso por carretera, viendo Forcarey al fondo. En un determinado momento, había superado la cota de Forcarey. Tela. Continué con mi camino, y emprendí un rápido descenso hasta As Codesás, primero, y A Graña, después. Era sorprendente, A Graña. Una aldea grande para lo que había visto por estos lugares, cuidada pero sin nadie a la vista, pero con una gran cantidad de coches de todas las épocas. Y cuando digo todas las épocas, me refiero a todas:
A partir de ahí, se trataba de explorar. Sabía que tenía que haber algún camino que llevar hasta el río Porto, y desde ahí tendría que haber algunas cascadas cerca de molinos. Encontré el camino, que para variar se encontraba lleno de espinos, tojos y ortigas. Tras pasar andando, llegué a una zona que se abría un poco más. El camino seguía bordeando la montaña, pero ni rastro de bajada alguna hasta el río, que oía a mi derecha. Finalmente encontré un calvero en la montaña que me permitió bajar a un paso de una finca, y desde ahí a un sembrado de espinos, que llevaban hasta el cauce del río. Pero nada de cascadas. Aun así, di con el molino, y la verdad es que no era tan impresionante como pensaba, pero casi compensaba el mal rato.
Tras explorar un rato en torno al molino, volví a recuperar la bici, que había dejado maleza arriba, y me dispuse a salir de la zona. Volví sobre mis pasos, hasta llegar de nuevo al camino principal. Desde allí volví a Graña, pese a que una bifurcación a mano derecha parecía que me podía llevar a la pista que quería tomar hacia Vilariño. Pero ante la duda de si terminaría bien o mal, decidí ir a lo seguro. El día se me estaba echando encima, y no era plan perderse por el bosque.
Llegado a A Graña, salí del pueblo, para dar con la pista -apenas un sendero hormigonado junto a unas casas- y empezar el ascenso. Sin embargo, al llegar junto a un depósito de aguas me equivoqué de camino, y continué por la dereche de éste, en vez de por la izquierda. Al poco, el camino empezó a descender (contra lo que debería hacer) y me di cuenta de mi error… y de que este camino enlazaba con la bifurcación que comentaba en el párrafo anterior. Corregí mi error cruzando campo a través hasta dar con el camino bueno, y continué el ascenso, esta vez sí, por una pista pedregosa. Al poco, con esfuerzo, llegué a una incorporación que ya me era conocida, por venir de Ameixeiras, y coroné al poco el paso de la montaña, junto a un poste de la luz y una cancela con un paso de palos. Desde allí mi idea era girar hacia la pista del parque eólico, llegar a las neveras de Fixó, y bajar por Fixó, pero se me había hecho definitivamente tarde, así que seguí recto para bajar por Vilariño.
Desde Vilariño, tras esquivar a un perrazo cruce de lobo y oso, salí a la carretera, y volví por ella hasta las cercanías de Cachafeiro. Desde ahí decidí volver tomando la pista que la vez anterior no había podido tomar, y que lleva directamente a A Casanova. Esta vez sí la pude tomar, y es un descenso estupendo. Lástima que un rato antes mi sensor de velocidad y cadencia se soltara de las bridas: durante la bajada se enredó en los radios, siendo arrancado el cable del sensor de cadencia. Por suerte pude recuperar todas las piezas, y más tarde, en casa, arreglarlo. Retomé el descenso, que me llevó de nuevo al cauce del Lérez, y desde allí ascendí por carretera hasta Forcarey, finalizando la etapa a las 12:31h, tras 32’2 km de recorrido.
Datos de la etapa
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El domingo 14 de febrero realicé una nueva etapa por la zona de la Sierra de Candán, la más larga hasta ahora de las realizada en las cercanías de Forcarey. El objetivo principal de esta etapa era encontrar unas cascadas de cuya existencia habían referido en la panadería Kalis de Soutelo de Montes (que aprovecho para recomendar) y, ya de paso, enlazar con Soutelo desde Forcarey, algo que no había hecho hasta el momento. La ubicación de la cascada no había sido demasiado precisa, algo más allá de La Portela de Lamas, cerca de Arnelas, por una pista que habían limpiado recientemente. Sobre el mapa no encontré gran cosa, más allá de algunas fuentes entre Arnelas y Ventosela, así que decidí extender la zona de búsqueda hasta As Antas, y desde allí volver por algunas pistas que había identificado, y que pasaban por estas fuentes y las aldeas indicadas. Una verdadera etapa de sherpeo.
Empecé a rodar al filo de las 9 de la mañana, bajando por una corredoira hacia a Ponte desde Forcarey. No fue demasiada buena idea porque la corredoira está bastante comida de vegetación, y al poco de empezar tuve que echar pie a tierra y abrirme paso entre aulagas y espinos. No sería la última -ni la peor- de las veces que tuviera que hacerlo a lo largo de la etapa. Pero la corredoira tenía su encanto, salía a un bosquecillo, y posteriormente a un prado, antes de desembocar en la carretera de A Ponte. Desde allí bajé hasta el Lérez para remontar por carretera hasta a Casanova, para seguir a mano derecha por otra corredoira que acaba saliendo a la carretera PO-2205 un poco antes de Cachafeiro. Crucé el núcleo urbano, para dejar la carretera a la altura del área recreativa de A Freixeira, con la idea de tomar un camino hasta Vilar. Sin embargo, no pude seguir durante mucho tiempo el camino, ya que al poco éste se hallaba devorado por la maleza e inundado de agua. Un rato bastante fastidioso, antes de volverse a abrir el camino, poco antes de un desvío que llevaba de nuevo a la carretera. Seguí por la misma hasta el desvío de La Madalena, pasando junto al circuito de velocidad allí existente.
De nuevo por carretera, no tardé mucho en llegar a Soutelo, desde donde giré a la izquierda, tomando la N-541 sentido Orense. Desde allí me esperaban 7 kilómetros de subida hasta As Antas, no demasiado dura, pero sí sostenida, y con bastante viento, lo que la hacía bastante fastidiosa. Por suerte, apenas pasó algún vehículo durante todo el recorrido. Recorrido que me habría de llevar por La Portela de Lamas, A Ermida, Liñares y finalmente, As Antas.
Nada más llegar encontré algo curioso, La Mesa de los Obispos. Al parecer la aldea estaba justo en el límite jurisdiccional de tres obispados: Orense, Lugo y Santiago, y una piedra fue erigida en el punto en el que se unían las tres zonas. Piedra que aún existe, y que se puede ver justo al borde de la carretera.
Tras las fotos de rigor, salí de As Antas camino de Arnelas, y tras algún despiste, pude identificar la pist que, en descenso, me tendría que llevar hasta Arnelas. Empezaba bien, ancha y limpia, pero al cabo del rato, y tras una breve subida, se cerraba bastante en una interesante corredoira que había sido recién desbrozada, pero que tenía los restos de la broza aún en el camino, lo que obligaba a echar el pie a tierra.
Una vez pasada la pista, se llegaba a una carreterita que conducía hacia Arnelas. En mi caso, tomé la carretera en sentido contrario (y en subida) camino de una pista que conducía hasta Ventosela, bordeando el Alto do Couto. La pista se abría a mano derecha, y de nuevo era una buena pista, amplia y en ligero ascenso. A medida que subía empecé a encontrar indicaciones de la existencia de manantiales. Agua no faltaba. Pero de cascadas, nada de nada. Tras remontar el alto, llegué a un cortafuegos que, a mano izquierda, bajaba hacia las fuentes (Del Sapo y de Nuestra Señora) que había identificado en el mapa. Y de nuevo, nada. O bien se encontraban comidos por la vegetación, o el cortafuegos se los había llevado por delante. Vuelto sobre mi camino, o mejor dicho, mi cortafuegos, continué en descenso para desembocar en un nuevo camino, a mano derecha, que seguía bordeando por una zona repoblada hasta ventosela. No encontré las fuentes, pero sí una cantidad inusitada de agua en la pista, justo al llegar a un pequeño bosquecillo de ribera que se emplazaba en alto del Rego da Balsada. Desde allí volvíamos a un bosque de tipo atlántico que llevaba por un bonito camino hasta la entrada de Ventosela.
Ventosela es apenas un pequeño grupo de casas, bien cuidadas, pero en el que no encontré a nadie al atravesarlo.
La salida de la aldea la hice por una nuevo corredoira, esta limpia y bien cuidada, que me habría de llevas hasta As Codesás, primero en bajada, y tras cruzar el Río Porto, apenas un regato a esas alturas, en subida.
Entonces no lo sabía, pero las cascadas que estaba buscando se encontraban muy, muy cerca. Intuía su cercanía, pero a esas alturas llevaba ya una cierta paliza -25 kilómetros de subidas y bajadas, con una cota máxima de 852 msnm- y empezaba a tener ganas de emprender la vuelta. Ya habría otros días para buscar cascadas en la Sierra de Candán.
Dejé atrás Codesás y me dirigí por carretera hasta la cercana Ameixeiras, desde donde salía un nuevo camino, en ascenso que me tendría que llevar a una nueva subida, previa a la bajada hasta Vilariño. El comienzo de la pista estaba de nuevo cerrado por vegetación, señal de que nadie había pasado por ahí en tiempos recientes. Tocaba de nuevo echar pie a tierra, sobre todo después de que una aulaga me pegara un bonito picotazo justo encima de la rótula, que me tuvo sangrando un rato. Nada grave, pero sí aparatoso.
Salido este tramo malo, salí a una pista más amplia que seguía en ascenso. Esta pista salía de As Codesás, y esquivaba el paso por Ameixeira. Bueno para tenerlo en cuenta de cara a otra visita. Tras completar el ascenso (de nuevo hasta los 819 msnm desde los 720 que tenía al paso sobre el Río Porto en algo menos de 2 kilómetros), emprendí una rápida bajada hasta Vilariño, una aldea con bastante más vida que las anteriores. No en balde contaba con casa rural y restaurante. La bajada, ya en la otra vertiente de la montaña, permitía divisar Forcarey en lontananza, a unos 8 kilómetros de distancia en línea recta.
Dejado atrás Vilariño, tomé una carretera que me llevaría hasta las cercanías de Cachafeiro, casi en continuo descenso. Pasé por Fixó, Portela, Millarada, Porto, Igrexa, Malburgo y Covas. A esas alturas los kilómetros empezaban a pesar bastante. Al salir a la PO-534, tenía la posibilidad de volver por Cachafeiro, pero mi idea era enlazar por campo con Casanova. Algo que no pide hacer, ya que me encontré con una partida de caza que bloqueaba el camino que tenía previsto seguir. Así que, tras volver sobre mis pasos, crucé Cachafeiro y acabé volviendo a Forcarey por carretera, para completar un total de 39’5 kilómetros de dura, pero estupenda etapa.
Como epílogo de la etapa, días después, al revisar el recorrido efectuado en Google Earth, encontré algunas fotografías geolocalizadas de una cascada en las cercanías de A Graña, otra aldea cercana a As Codesás. Estaban mal etiquetadas (indicaban como nombre Cascada de Chamosa, que no se encuentra precisamente ahí), pero eso me dio la pista que necesitaba para identificar la cascada como la del río Porto. Así que ya tengo plan para volver, cuando el tiempo lo permita.
Datos de la etapa
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