El 14 de agosto estuvimos de vacaciones en la Costa de la Muerte. La mañana y parte de la tarde la empleamos en visitar Carnota y disfrutar de su magnífica playa. El resto de la tarde lo pasamos en Cée, que esos días se encontraba en fiestas, como aperitivo del que iba a ser el punto álgido del día: la visita a Ézaro y la vista de la desembocadura del río Xallas, el único de Europa que va a morir al mar formando una cascada. Cascada que, curiosamente, se encuentra estrictamente regulada por un embalse que abre sus compuertas en horarios estrictamente definidos para dejar contemplar este vistoso espectáculo.
Mientras esperábamos que abrieran las compuertas del embalse, subimos a un mirador para contemplar una vista panorámica de la desembocadura del río, y del pueblo cercano, Ézaro. Una vista sencillamente espectacular:
En primer plano se puede ver la pequeña ría de Ézaro, con su puerto deportivo. En la parte derecha de la imagen se puede ver el pueblo de Ézaro, y a la izquierda, la mole del monte Pindo. Al fondo, a la derecha, puede entreverse entre la bruma el cabo Finisterre. Más allá, sólo el Atlántico.
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