Este fin de semana hemos estado un grupo de amigos en Ojuelos Altos, una de las aldeas de Fuente Obejuna. Es una aldea bucólica, donde no hay ni cobertura de móviles que no sean Movistar, y en la que sirven unas tapas impresionantes con las consumiciones en el bar de la plaza. Pero lo que más me llamó la atención fue lo siguiente:
Se trata de un horno de leña comunal, emplazado cerca de la casa rural de la aldea, la Ermita Azul, que aprovecho para recomendar fervorosamente (y no porque sea propiedad de los padres de mi amigo Javi).
El fin de semana fue magnífico: un buen puñado de amigos, barbacoa, Risk, Guitar Hero y una baraja de cartas. Y por mi parte, el domingo por la mañana, un agradable rato de lectura junto a una higuera, primero, y en una hamaca bajo ella, después. Lástima de la existencia algún vecino que no acaba de captar aquello del “descanso dominical”, empeñado en amenizar la mañana con espantosos sonidos a todo volumen, que pretendían pasar por música. Desde luego, hay gente que merecería ser bombardeada con napalm…
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