Grabación efectuada el día de año nuevo de 2025 del yacimiento arqueológico de Ategua, antigua ciudad íbero romana ubicado en las cercanías de Santa Cruz (Córdoba) con un dron DJI Mini 3 Pro.
Ategua, una antigua ciudad situada en la actual provincia de Córdoba, España, tiene una historia que se remonta al menos al siglo IX a.C. Esta ciudad ibérica adquirió gran importancia durante la República romana, especialmente en la Segunda guerra civil romana. El 19 de febrero del 45 a.C., Julio César entró en Ategua, marcando un momento crucial en el conflicto contra los hijos de Pompeyo. Este evento, documentado en el “Bellum Hispaniense”, fue un preludio de la posterior toma de Córdoba por César.
La ciudad romana de Ategua contaba con diversas estructuras típicas de la época. Se han descubierto termas romanas, probablemente de época tardorepublicana o de comienzos del Imperio, así como varias domus o casas romanas. Estas viviendas, algunas con suelos de opus signinum y patios con cisternas, fueron abandonadas en el siglo II d.C. La ciudad también aprovechó los afloramientos de biocalcarenita en la ladera como canteras, aunque la cronología exacta de esta actividad aún no se ha determinado.
Durante la época islámica, Ategua fue mencionada en el siglo X por el historiador Ibn Hayyan como la pequeña aldea de Ataba, perteneciente a la cora de Córdoba. En el siglo XII, la ciudad fue descrita como desierta. Sin embargo, hacia finales del periodo islámico, se construyó una fortaleza en su cima, que continuó siendo ocupada en siglos posteriores. La ciudad de Ategua fue finalmente abandonada en el siglo XV, tras la conquista cristiana en el siglo XIV, dejando tras de sí un rico legado arqueológico que continúa siendo estudiado y valorado en la actualidad
Recientemente, en diciembre de 2024, una cuarta campaña de excavaciones ha sacado a la luz un complejo religioso de la etapa republicana y un anfiteatro. Este anfiteatro, construido en el primer tercio del siglo I y abandonado en el siglo II, ha sido descrito como un elemento clave para entender la transición entre la época republicana y el Alto Imperio en Hispania.
___________
Recording made on New Year’s Day 2025 of the archaeological site of Ategua, an ancient Iberian-Roman city located near Santa Cruz (Córdoba), using a DJI Mini 3 Pro drone.
Ategua, an ancient city situated in the present-day province of Córdoba, Spain, has a history dating back to at least the 9th century BC. This Iberian city gained great importance during the Roman Republic, especially during the Second Roman Civil War. On 19th February 45 BC, Julius Caesar entered Ategua, marking a crucial moment in the conflict against Pompey’s sons. This event, documented in the “Bellum Hispaniense”, was a prelude to Caesar’s subsequent capture of Córdoba.
The Roman city of Ategua featured various typical structures of the period. Roman baths have been discovered, likely from the late Republican era or the beginning of the Empire, as well as several domus or Roman houses. These dwellings, some with opus signinum floors and courtyards with cisterns, were abandoned in the 2nd century AD. The city also utilised biocalcarenite outcrops on the hillside as quarries, although the exact chronology of this activity has not yet been determined.
During the Islamic period, Ategua was mentioned in the 10th century by the historian Ibn Hayyan as the small village of Ataba, belonging to the cora of Córdoba. In the 12th century, the city was described as deserted. However, towards the end of the Islamic period, a fortress was built on its summit, which continued to be occupied in subsequent centuries. The city of Ategua was finally abandoned in the 15th century, following the Christian conquest in the 14th century, leaving behind a rich archaeological legacy that continues to be studied and valued today.
Recently, in December 2024, a fourth excavation campaign unearthed a religious complex from the Republican period and an amphitheatre. This amphitheatre, built in the first third of the 1st century and abandoned in the 2nd century, has been described as a key element in understanding the transition between the Republican era and the High Empire in Hispania.
___________
Música:
Helios by Scott Buckley | https://soundcloud.com/scottbuckley
Music promoted by https://www.free-stock-music.com
Creative Commons / Attribution 4.0 International (CC BY 4.0)
https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/
#dron #drone #cordoba #djimini3pro #ategua
Etiquetas: ategua, córdoba, dji mini 3 pro, dron
Vista del Puente de Hierro de Córdoba a vista de dron. Grabación efectuada la tarde de Año Nuevo con un dron DJI Mini 3 Pro.
Música:
Emotional Piano Improvisation by Alexander Nakarada | https://www.serpentsoundstudios.com
Music promoted by https://www.free-stock-music.com
Attribution 4.0 International (CC BY 4.0)
Etiquetas: córdoba, dji mini 3 pro, dron, puente de hierro
El domingo 16 de octubre salí por Córdoba con mi amigo Ángel en una etapa vespertina. No es habitual que salga por la tarde, y menos aún en Córdoba, pero en esta ocasión tenía una estupenda razón para ello: el día anterior se había celebrado la boda de mi prima Carmen con el que ya es su marido, Adriá, en Villaharta, y la fiesta se había extendido hasta tarde. Y como no era menos, lo había dado todo. Así que a la mañana del domingo no estaba en condiciones de hacer nada a derechas, las cosas como son. Además, Ángel me había comentado que le vendría mejor salir por la tarde, por lo que las piezas encajaron perfectamente.
Aproveché la última hora de la mañana para hacer algunos ajustes en la RockRider 6.4 de mi padre, que es la bici que estoy cogiendo en Córdoba cuando ando por allí. Estaba bastante bien desde la última salida, pero era necesario inflar neumáticos, quitar polvo (literalmente) y engrasar un poco la cadena. Así, cuando Ángel llegó a las 17:00h, estaba listo para empezar a rodar. No disponíamos de mucho tiempo hasta la puesta de sol, y de todas maneras, seguía hecho un guiñapo, así que optamos por un recorrido bastante convencional, pero que no deja de ser una gran salida: subida por Los Morales, y bajada por El Reventón. Convencional, sí, pero que para mí presentaba la novedad de saber cómo había quedado el sendero del Lobo (también conocido como Los Chorizos) y la bajada del Reventón tras la reciente mejora de los mismos para permitir el uso y disfrute de los mismos por las personas que suben a la Sierra.
Traté de empezar suave en la subida por la Cuesta Negra y las calles aledañas de Sansueña, camino de Los Morales. Pero entre la paliza del día anterior y el tiempo sin rodar en la zona, no acababa de encontrar mi ritmo. “Vas muy rápido”, me advertía Ángel. Y era cierto. Además, se me iba bajando el sillín, y fue necesario hacer una pequeña pausa para ajustarlo. Al poco, entramos en Los Morales, y aquello se me hizo un mundo. Como siempre, empieza con un arranque brutal, con tierra muy suelta, y tramos de mucha piedra. Tuve que echar pie a tierra pronto. Estaba sudando como un cerdo, y pasando las de Caín. Ángel buscaba darme un buen ritmo, pero la cosa iba de desastres. Aún así, estaba valiendo la pena. Y fue entonces cuando se puso a llover.
No nos engañemos, fueron apenas unas gotas, pero no dejó de hacerme gracia. Seguimos trepando por Los Morales. El tramo peor fue el de la piedra, pasado el cual ya no necesité echar pie a tierra en ningún sitio más, salvo una breve parada de descanso al final de la cuesta en la que ya se ven las antenas. Desde allí seguimos ascendiendo a un ritmo razonable, y tras un rato de sufrimiento, acabamos llegando al Lagar. Sin parar, resolvimos seguir hacia las Ermitas, tomando el sendero del Lobo. La primera parte está prácticamente igual, pero pasado el tramo de bosquecillo cerrado, el sendero está perfectamente acondicionado. Una gran diferencia con respecto al sendero hundido en el terreno, que apenas permitía rodar a fila de uno, que tenía en mi memoria. Como le decía a Ángel, una ganancia para los visitantes de la Sierra en general, una pérdida para los que nos gustan los senderos técnicos para bici.
Tras un descenso vertiginoso, llegamos al cruce de las Ermitas. Allí le pedí a Ángel subir hasta las Ermitas, donde estuvimos haciendo algunas tomas de vídeo, y luego emprendimos el descenso por El Reventón. Ahí se podía ver de nuevo el trabajo de mejora del camino.
Zahorra y tierra compactada, que han dejado el camino perfectamente liso. Ha pasado a ser una autopista. Una ganancia para todos, una pérdida para nosotros. Aunque ahora los descensos son vertiginosos sin destrozar cámaras en la bajada. De nuevo en la bajada hicimos otra toma de vídeo, y seguimos el descenso. Al llegar al Patriarca, dejamos atrás el asfalto, y bajamos cruzando el parque. Ahora se encuentra bien señalizado, y es un gusto seguir las marcas.
Me separé de Ángel en la parte baja del Patriarca. Él debía volver a casa por el Canal, y yo atravesando el Tablero. Fue un gustazo compartir con él esta etapa. Vaya desde aquí mi homenaje. Y ya cada uno por su lado, me encaminé a casa. No pude menos que detenerme justo a una pintada que lleva años emocionándome, y es la pintada de Alita, Ángel de Combate, que se encuentra ya cerca de mi casa. Aparte de por la factura técnica, que es muy buena, es por el hecho de que haya sobrevivido durante al menos dos décadas sin daños desde que fue realizada. Mi homenaje al artista.
Llegué a casa a las 19:05h, tras 20 kilómetros de etapa, corta, dura, y enormemente divertida. No había podido dejar de salir ese día por que no sabía cuánto tiempo tardaría en volver a andar por Córdoba. Y algo me decía que habría de pasar un tiempo. En efecto, apenas 24 horas después, andaba cruzando España, ya que el lunes llamaron a Ana para incorporarse a un puesto de profesora interina en Pazos de Borbén, Pontevedra, hasta final de curso. That’s life!
Datos de la etapa:
Etiquetas: córdoba, lagar de la cruz, las ermitas, los morales, mtb, reventón
El pasado Viernes Santo de 2022 realicé con mi amigo Mané una etapa por la Sierra de Córdoba, después de casi un año -por mi parte- sin salir por Córdoba, y no sé ya ni cuánto tiempo sin salir a rodar con Mané. Fue una muy buena etapa, que disfruté como un enano. Empezamos a rodar casi al filo de las 10:00h. Y es que había llegado a Córdoba con Ana a eso de las 9:30h desde Sevilla, y tuve que preparar a todo correr la bici y los arreos ciclistas. En lo referente a la bici, utilicé la doble del Decathlon de mi padre, que ya tengo bastante adaptada a mis gustos.
Salimos de la Asomadilla, atravesando el parque y cruzando por la pasarela metálica hasta Mirabueno. Desde allí tomamos el viejo recorrido del ferrocarril de Almorchón hasta llegar a las cercanías del Castillo del Maimón. Llegado a ese punto, nos desviamos para bajar hasta el cauce del arroyo Pedroches, junto al puente de Hierro. Seguimos ascendiendo el arroyo por la trialera, pasando junto al cortijo y la fuente de la Trinidad. Desembocamos, tras un rato de pedaleo y palique, a la pista de la cantera de Santo Domingo, donde hicimos una breve parada.
Reanudada la marcha, subimos por la pista hasta llegar a la N-432, y nos metimos por la urbanización de Doña Manuela, buscando el trazado del Camino Mozárabe. Llegamos a él, y descendimos alegremente por el mismo hasta llegar a las cercanías de la Ermita de la Virgen de Linares. Desde allí, el plan era ascender por la vereda, para acabar saliendo al cruce con la vereda de la Alcaidía. Y así lo hicimos. Lo interesante es que, según me comentó Mané, siempre habíamos ido por la senda incorrecta. En efecto, siempre había creído que la vereda de Linares desembocaba frente a la ermita, pasando por una pequeña cancela de hierro. Error. Al parecer ese es un camino privado, casi paralelo a la vereda, tomándose ésta un poco más arriba, siguiendo durante unos 250 metros la cañada Soriana desde la curva de la carretera, para después desviarse a mano derecha.
Tomamos este recorrido, y no puedo menos que decir que fue un gran acierto. Este camino se encuentra más despejado que el anterior, siendo mucho mas sencillo recorrerlo, pese a que sigue siendo algo estrecho y rodeado de vegetación. Lo que, por otro lado, es una gran alegría. Ascendimos durante unos 600 metros, hasta salir de la zona boscosa y encontrarnos en lo alto del cerro de San Fernando, donde nos volvimos a encontrar con el camino que conocía. Allí, una vez llegado a una de las tomas de ventilación del gasoducto, hicimos una nueva parada, que aprovechamos para comer algo, y poner a grabar el dron, en una prueba de grabación del modo follow me. El resultado fue estupendo.
Paramos a la bajada del cerro para recoger el dron, y seguimos rondando por la vereda. Según lo previsto, llegamos hasta el cruce con la vereda de la Alcaidía. Desde allí decidimos el resto de la etapa: era ya algo tarde para subir la Alcaidía, pero pronto para volver a Córdoba. Así que decidimos continuar por la Vereda de la Casilla de los Locos, hasta llegar a la urbanización El Sol. Tenía granas de hacer el descenso por las pizarras, y sobre todo, cruzar el Arroyo Guadalbarbo. Una bajada muy divertida, y -efectivamente- pude cruzar el arroyo sin contratiempos. Mané optó por cruzarlo a pie por la derecha.
Ya en El Sol, bajamos por carretera hasta el puente romano sobre el Guadalbarbo, que cruzamos con idea de emprender el regreso a Córdoba. Lo hicimos por la pista de mantenimiento del Canal, siguiéndolo hasta la altura del cortijo de la Campiñuela Alta. Allí descartamos seguir por el Canal, que se encuentra vallado, y tomamos la vereda de Alcolea hasta llegar a la Campiñuela Baja. Seguimos por carretera hasta el Molino de los Ciegos, y desde allí seguimos por el sendero ciclista que han abierto junto a la circunvalación, hasta llegar a la Asomadilla, que ascendimos desde el campo de fútbol. El recorrido se nos hizo algo largo al final, llegando de vuelta a las 12:55h. Una estupenda etapa junto a un gran amigo con el que hacía tiempo que no rodaba.
Datos de la etapa:
Etiquetas: alcolea, arroyo pedroche, Camino Mozárabe, córdoba, mtb, vereda de alcolea, vereda de la alcaidía, vereda de la casilla de los locos, vereda de linares, virgen de linares
Fue el primer coche que compramos. Para ser exactos, que compró Ana, pero ya llevábamos un tiempo viviendo juntos. Y ya habíamos tenido mi añorado Alfa Romeo 33, pero éste último era heredado, lo cual supone una diferencia. Lo compramos con 33.000 kilómetros y 3 años. Durante este tiempo nos ha acompañado en nuestros periplos. Innumerables viajes a Galicia, Córdoba y Manilva, entre los más comunes. Incluyendo un inolvidable Camino de Santiago, en el que hicimos el trayecto de Sevilla a Santiago 4 personas y 3 bicicletas. Rodando Pablo, mi padre y yo desde Zamora, y Ana haciendo de coche escoba.
También a otros sitios menos comunes, como Tarifa. Pero sobre todo, nos acompañó en nuestro viaje más memorable, nuestro periplo irlandés. De Santiponce a Dublín, pasando por San Sebastián, Burdeos y Roscoff. Francia de punta a punta. Es cierto que sólo estuvo en Irlanda durante algunos meses, hasta que desde Aduanas nos indicaron que no podíamos tener el coche más tiempo allí con matrícula española, y nos resultaba más económico comprar otro coche allí que rematricularlo y registrarlo, pero incluso en ese corto espacio de tiempo, nos dio tiempo a realizar grandes travesías. Como el viaje a Sligo, al que corresponde la foto de este artículo, y nuestro punto más septentrional en la República: Mullaghmore, en el condado de Sligo.
Volvió el coche a España, y algún tiempo después volvimos nosotros. Y nos siguió acompañando. De nuevo Córdoba, Galicia, Málaga y media España a bordo de un Peugeot 206. Y así, pasó de los 33.000 kilómetros a los más de 212.000. Forcarey ha sido su hogar este último año. Pero poco a poco los achaques se han ido dejando notar. Primero falló el aire acondicionado, posteriormente problemas en bujías, inyectores, reajustes de válvulas, fallo de los pistones de la puerta del maletero. El motor era fuerte, pero poco a poco lo iba siendo menos. Hace un par de semanas, durante un trayecto al trabajo de Ana, llegó la puntilla. Una alarma de exceso de temperatura, al ir a comprobar el vaso de expansión del refrigerante, nos encontramos batido de vainilla: una mezcla de refrigerante y aceite de motor. Síntoma claro de fallo en la junta de la culata. Se puede reparar, pero no vale la pena, teniendo en cuenta el resto de achaques.
Toca despedirse de ti, y recordar los buenos tiempos vividos. Tanto viaje, tantos kilómetros y tantas historias. Como el viaje a Madrid a ver el concierto de Green Day, en el que hicimos paradas en Mérida, Cáceres y el Castillo del Buen Amor, en Salamanca. Toca decirte adiós, y dejarte descansar. Tu destino es el desguace, recuperar partes funcionales, y reciclar el resto. Desaparecerás de nuestras vidas, pero siempre estarás en nuestros recuerdos. Recuerdos que van desde Tarifa hasta Sligo. Un tremendo recorrido para un pequeño Peugeot 206.
Esta mañana te han venido a buscar. Cuando te han cargado en la grúa, no he podido evitar que se me encogiera un poco el corazón.
Etiquetas: burdeos, córdoba, dublín, forcarey, madrid, manilva, mérida, mullaghmore, peugeot 206, roscoff, salamanca, san sebastián, santiago de compostela, sligo, tarifa