Hace algún tiempo compré junto con mis compañeros de curro una Raspberry Pi. Para quien no sepa qué es este invento, en líneas generales se trata de un microordenador equipado con un procesador ARM (arquitectura que se usa habitualmente en teléfonos móviles), 512 MB de RAM, y una impresionante GPU que permite reproducir vídeos a 1080p Full HD. Y todo por el ridículo precio de 30 euros, aproximadamente. Y con la ventaja de que es un “ordenador de aprendizaje”, que permite hacer mil diabluras y pequeños proyectos, que asombrarían al más pintado.
Desde que la compramos cada uno hemos empezado a hacer pruebas, con la idea de ver hasta dónde podíamos hacer llegar el invento. Lo más convencional ha sido, obviamente, instalar una Debian preparada para esta peculiar máquina (Raspbian, por lo general), y montar pequeños sistemas. Otra de las labores que hemos realizado ha sido instalar sistemas de visualización de vídeo para convertir televisores en auténticos centros multimedia.
Yo, por mi parte, me he entretenido haciendo cosas más o menos sencillitas, hasta que he recuperado un viejo proyecto que llevaba años queriendo implementar: un sistema de domótica casero, para controlar los sistemas de riego por goteo del jardín. Estos sistemas procuran controlar de manera remota una electroválvula, que es la que permite el paso de agua al sistema de riego. Pero para implementar cualquier sistema de domótica que se precie -y un sistema de riego no es una excepción-, es necesario hacer uso de relés para controlar el paso de corriente a los dispositivos que se trata de controlar. Y es aquí donde la Raspberry se porta de maravilla.
La Raspberry proporciona un sistema GPIO sumamente configurable, mediante un bus de comunicación, que permite comunicarse con dispositivos externos programando el uso de puertos del sistema. Esto permite controlar de una manera sencilla una placa de relés preparada al efecto, y que gracias a la popularización de otro sistema programable empotrado como es Arduino, se pueden encontrar con suma facilidad en sitios como DealExtreme:
Dicho y hecho. No tardé mucho tiempo en hacerme con la placa anterior, y empezar a hacer pruebas de control con una aplicación web, especialmente bien pensada para controlar los puertos GPIO mediante dispositivos móviles. El resultado es el siguiente:
Esta aplicación permite controlar con una sencilla pulsación el cambio de estado del puerto de comunicación escogida, que activa o desactiva el relé. Una vez que puedes controlar los relés, puedes controlar de una manera sencilla algo como una electroválvula, disponiendo de una fuente de alimentación adecuada, cuyo paso de corriente se controla mediante el relé. La siguiente prueba que tengo que hacer es conectar de manera efectiva la salida del relé a la electroválvula.
La aplicación, por supuesto, es apenas el primer paso, ya que su operación es completamente manual y no permite establecer ninguna programación de la activación del sistema de riego, pero permite verificar de una manera muy sencilla que el sistema funciona. A partir de aquí, mi siguiente paso será implementar una aplicación que permita establecer una programación mediante cron o eventos externos.
Seguiremos informando…
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