Siguiendo con una semana particularmente activa, el domingo 19 de agosto volví a salir a dar pedales por Córdoba. Esta vez los integrantes de la partida fuimos Ángel, Mané y yo. No teníamos ningún recorrido claramente delimitado, pero había ganas de hacer kilómetros, y quedamos temprano para empezar a rodar. Salimos a las 8:00h del Cámping, para tomar el canal camino de Almodóvar. Nos habíamos planteado incluso llegar a Almodóvar para subir por el GR-48 hasta el castañar de Valdejetas, pero como tampoco se trataba de tentar mucho la suerte con el calor, al llegar a la vereda de la Canchuela nos decidimos a subir por ella. La temperatura, pese a todo, era agradable, y unas gotas que habían caído durante la madrugada hacía que el campo se encontrara tremendamente agradable.
Tanto fue así, que hicimos un magnífica subida de la Canchuela hasta llegar a la cancela verde, tan sólo interrumpida por un pinchazo que sufrí en la rueda trasera. Justo antes de llegar allí Mané sufrió un percance que marcaría el resto de la etapa: en plena subida perdió el control de la bici, y cayó mal sobre la rodilla izquierda, desde una altura de un metro. Poca cosa en apariencia, pero que a la postre le dejaría la rodilla tocada.
Una vez pasamos la cancela, continuamos ascendiendo por el trazado alternativo, que rodea el cortijo de Pedrajas. Reincorporados al trazado tradicional, nos planteamos realizar la bajada alternativa que conduce al arroyo de Guadarromán y luego reengancha con la Canchuela, pero nos decidimos por algo más tradicional. Continuamos hasta la segunda cancela metálica, y seguimos adelante por la vereda del Llano de Mesoneros. Una vez llegamos a las indicaciones de la Ruta Azul a Puerto Artafi, abandonamos la vereda y las seguimos, para aparecer junto a la Fuente de la Marquesa. Desde allí bajamos a toda velocidad hasta el embalse de la Jarosa. Pero en esta ocasión tomamos un camino alternativo: giramos hacia el norte, tomando el camino de la Jarosa.
No fue una buena idea, ya que se trata de un camino privado, y aunque se encuentra abierto por la parte del embalse, al llegar a El Salado se encuentra cerrado por una gran cancela metálica, que no nos quedó más remedio que saltar. A esas alturas Mané empezó a tener graves problemas con la rodilla que se había dañado anteriormente. Por ello, tomamos la pista de El Salado y nos dirigimos directamente a Santa María de Trassierra. Allí hicimos una parada en la que nos hinchamos a churros con cola-cao.
Una vez reanudamos la etapa, optamos por volver por la vía rápida a Córdoba. Nos dirigimos a la Fuente del Elefante, y desde allí al Lagar del Caño del Escarabita, para seguir avanzando al pinar de Torrehoria. Desde allí tomamos la pista de cemento hasta la entrada del Mirador de las Niñas. En ese tramo de subida probé la Big Hit de descenso de Ángel. Y aunque hecho a bicis más ligeras y con cubiertas más finas, no la notaba tan pesada de rodar como me había temido. Incluso me atreví a bajarla en el primer tramo de descenso hasta la Torre de las Siete Esquinas. Una experiencia sumamente interesante.
El final de la bajada fue Montecobre Express. A esas alturas del verano el terreno estaba sumamente seco y muy roto, por lo que fue una bajada peligrosa. Tan peligrosa que Mané sufrió una segunda caída que a punto estuvo de hacerle bajar rodando hasta Córdoba. Por suerte, gracias a unos reflejos felino pudo evitar un grave percance. El resto de la bajada, por carretera, no constituyó ningún problema en especial. Finlizamos la etapa al filo del mediodía.
Los datos de la etapa son los siguientes:
Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Montecobre – Bosque de Fangorn – GR-48 – Lagar de la Cruz
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El 15 de agosto, ya de vuelta de Galicia, tuve el inmenso placer de volver a rodar por la Sierra de Córdoba. En esta ocasión tuvimos una salida un tanto atípica: una salida mixta con miembros de Los Califas. Y es que aparte de Marcos, Ángel y yo salieron con nosotros otros tres integrantes de este club. Otra de las particularidades de esa salida es que empezamos a rodar a las 7:30h, ya que era jornada laborable, y aunque yo me encontraba de vacaciones, otros de los integrantes del grupo no eran tan afortunados.
Así pues, salimos del Camping y nos dirigimos a la vereda de Trassierra, que abandonamos para realizar la subida de Montecobre. Pronto los Califas empezaron a marcar su ley, con lo que Ángel y yo empezamos a sufrir sobre la bicicleta. Y es que en mi caso, las etapas gallegas no habían servido de mucho en lo referente a coger forma.
A las 8:35h ya habíamos subido hasta el Mirador de las Niñas y -según los Califas- ya íbamos con retraso. Así que sin solución de continuidad bajamos hasta el cruce de Trassierra y entramos en el bosque de Fangorn, que atravesamos no sin algún que otro percance, afortunadamente sin mayores consecuencias. Una vez fuera del bosque de Fangorn, nos encaminamos a toda velocidad al Lagar del Caño del Escarabita, desde donde ascendimos hasta tomar la pista que lleva directamente a las fuentes del Bejarano.
Desde allí tomamos el GR-48 camino hacia las Siete Fincas. A esas alturas, con la lengua arrastrando, iba quedándome descolgado poco a poco. Ángel y Marcos aminoraron algo el ritmo para no dejarme completamente atrás, pero iba sufriendo como un condenado. Una vez alcanzamos el tramo de asfalto de las Siete Fincas, los Califas siguieron su camino, ya que tenían que llegar a tiempo al trabajo. Marcos y Ángel, por su parte, aflojaron el ritmo para no hacerme trizas a esas alturas.
Paramos un momento en casa de Carlos para recuperar el resuello y hacer una breve visita. Tras ello, continuamos hasta el Lagar de la Cruz, a donde llegamos a las 9:35h. Allí nos cruzamos con mi primo Jose y sus colegas de bici, pero iba tan hecho polvo que no me di ni cuenta. Vista la hora, decidimos bajar por carretera a Córdoba, para que Marcos pudiera abrir la tienda a una hora razonable. Así pues, bajamos hasta el Camping, donde nos separamos de Marcos, y Ángel se quedó en casa. Yo llegué a la mía, hecho trizas, a las 9:50h. Una etapa durísima donde las haya, y en la que tengo la constancia de que los Califas se iban conteniendo. ¡Que fieras!
Los datos de la etapa son los siguientes:
Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Montecobre – Bosque de Fangorn – GR-48 – Lagar de la Cruz
Etiquetas: bejarano, bosque de fangorn, córdoba, gr-48, lagar de la cruz, montecobre, mtb, vereda de trassierra
La segunda salida del último fin de semana de julio fue una salida sumamente especial. Aunque en un principio habíamos quedado tres amigos (Marcos, Mané y yo) para salir a rodar en una etapa exploratoria que tenía por objetivo principal alcanzar las minas romanas del arroyo Bejarano, finalmente acabamos saliendo tan sólo Marcos y yo. La hora escogida para salir, las 10:00h, tampoco fue especialmente acertada, pero había sido uno de los requisitos que Mané solicitó para poder acompañarnos, por lo que accedimos a salir más tarde de la cuenta. Irónicamente Mané finalmente no estuvo en condiciones de salir, por lo que Marcos y yo acabamos haciendo en solitario una etapa ciertamente exigente, a una hora avanzada, en uno de los días más calurosos del año.
Realizamos la subida de Los Morales, lo cual fue una auténtica tortura por el asfixiante calor que hacía en la zona a esa hora del día. Aun así, logramos llegar al Lagar de la Cruz apenas pasadas las 11:00h. Continuamos siguiendo el GR-48, atravesando las Siete Fincas, hasta el arroyo Bejarano, no sin antes detenernos unos momentos en casa de Carlos e Inma a estar un momento de palique. Reanudada la etapa, tomamos la ruta Bejarano-El Molino, bajando todo el rato en paralelo al arroyo Bejarano. No dejamos de advertir un hecho curioso: al principio de la senda había colocados múltiples bidones de agua, delimitados con cinta bicolor de advertencia. Nos pareció curioso, pero no volvimos a pensar en ello, hasta que unos días después leí en el periódico que los álamos de ribera de la zona se encuentran afectados por un hongo mortal, y la única manera de contener la infección es arrancando los árboles enfermos y sustituyéndolos por nuevos plantones, que son regados por voluntarios. Una gran iniciativa, que animo a apoyar a todo el que pueda.
Continuado nuestro camino nos fuimos internando más y más en la maleza, hasta casi perder el camino. Por suerte, nos encontramos con unos senderistas (uno de ellos, Yiyo, había sido compañero mío en La Salle), que nos indicaron el camino correcto: un sendero estrecho, con una fuerte pendiente lateral que descendía siempre pegado al arroyo. Un sendero genial, pero sumamente peligroso. Tan peligroso que Marcos sufrió una caída de las que hacen época: enganchó un pedal en un tronco de árbol, de tal manera que pivotó sobre él, saliendo despedido, con bici y todo, al cauce del arroyo Bejarano, para dar con sus huesos en un frondoso zarzal, del que tuve que ayudarle a salir.
Paramos unos momentos a que Marcos se lavara en las aguas del Bejarano para quitarse el escozor y extraer pinchos, y hacer algunas reparaciones mecánicas.
Hecho esto, seguimos hasta las minas romanas. Entramos en la primera, rectilínea, sin más novedad que la de encontrar un enorme murciélago en su interior. La segunda, más amplia e interesante, dio para más juego. Exploramos varios ramales, llegando hasta su máxima profundidad, que se encontraba con bastantes derrumbes…
…y anegada de agua:
De vuelta a la salida de la cueva, nos echamos unas fotos antes de continuar con la marcha.
Seguimos descendiendo por el Bejarano hasta llegar al río Guadiato. Allí, giramos a la izquierda, aguas abajo, hasta llegar a la Mesa de la Aldea. Desde la Mesa, en fuerte subida, ascendimos por un angosto sendero (yo siempre lo había recorrido hacia abajo) hasta enlazar con la pista que lleva a Santa María de Trassierra. Desde allí tomamos el GR-48, para dirigirnos de nuevo al Bejarano. A esas alturas de la etapa empezaba a estar bastante machacado, por lo que me vi forzado a bajar el ritmo. No en balde, eran ya las 13:00h, y el calor empezaba a ser brutal.
Sin muchos más trámites seguimos por el GR-48, pasamos junto al Bejarano y volvimos a entrar en las Siete Fincas. Nos volvimos a detener en casa de Carlos e Inma, en principio a tomar unas refrescantes cervezas, pero ya puestos, aceptamos una invitación para comer, lo que tengo que admitir que me vino de perlas, ya que además me permitió ver el G.P. de Fórmula 1.
Retomamos la etapa a las 17:20h. Decidimos acabar con el recorrido por la vía rápida, bajando desde el Lagar de la Cruz por la carretera del Brillante. Sin embargo, aún quedaba un percance por suceder: al poco de salir de casa de Carlos, sufrí un pinchazo en las Dos Columnas… ¡con un trocito de grava del aglomerado asfáltico! No quedó más remedio que cambiar la llanta, antes de proseguir la etapa. El resto del recorrido no tuvo mayor inconveniente. Marcos y yo nos separamos al entrar en el Brillante, bajando yo por Sansueña para llegar a casa minutos antes de las 18:00h.
Los datos de la etapa son los siguientes:
Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Los Morales – Bejarano – Minas Romanas – Siete Fincas
Etiquetas: bejarano, córdoba, gr-48, lagar de la cruz, los morales, minas romanas, mtb, río guadiato, siete fincas
El viernes 27 de julio Mané y yo salimos en lo que parecía que iba a ser una pequeña etapa exploratoria por las cercanías de Santo Domingo. Empezamos la etapa a pasadas las 19:15h. Tuvo un comienzo bastante convencional, subiendo a Santo Domingo por la trialera y la zona de la cantera. Desde allí continuamos subiendo por la pista que, a mano derecha, conduce hasta una zona de casitas, por las que hace algunos meses pasó la Andalucía Bike Race. Desde allí descendimos hasta el valle formado por el arroyo Barrionuevo, en las cercanías de Los Villares Bajos. Intentamos remontar el curso del arroyo por un pequeño sendero que se adentraba montaña arriba, pero tuvimos que desistir al llegar a un comienzo de cortafuegos prácticamente imposible de afrontar. Tras volver sobre nuestros pasos, tomamos un camino bien definido que, en fuerte ascenso, conduce a la cima del cerro que separa el arroyo Barrionuevo del arroyo de las Porras. Justo en la cima observamos que se abría una senda de cazadores hacia lo alto del cerro, y como no podía ser menos, no pudimos menos que explorarlo.
Así pues, llegamos hasta la cima del cerro, justo para descubrir que habíamos llegado a lo alto de un cortafuegos que, en un descenso tremendo, bajaba de nuevo hasta el arroyo Barrionuevo. Volvimos sobre nuesotrs pasos, para iniciar un divertido descenso hasta el valle del cortijo derruido de Barrionuevo, también conocido como Muros. Desde allí, con la idea de ir dando por terminada la etapa, bajamos por la trialera. Pero como no podíamos quedarnos tranquilos, no se nos ocurrió otra cosa que ascender, campo a través, hasta las ruinas del Cortijo Valero:
Tras un rato de exploración, tomamos un antiguo camino del cortijo, en dirección a la N-432. Siguiendo el camino alcanzamos el cortijo -también en ruinas- de Orive Bajo, adornado con una sorprendente bandera pirata. Desde allí alcanzamos rápidamente el viejo trazado de la vía de Almorchón, que seguimos hasta alcanzar la pista de la cantera de Santo Domingo. Bajamos hasta el arroyo, y desde allí descendimos por la trialera hasta Puente de Hierro, volviendo a casa a través del Barrio Naranjo y el Parque de la Asomadilla. Dimos por terminada la etapa a las 21:20h.
Los datos de la etapa son los siguientes:
Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Entorno de Santo Domingo
Etiquetas: arroyo pedroches, córdoba, cortijo valero, mtb, santo domingo
El viernes 22 de julio realizamos la primera etapa nocturna de la temporada en Córdoba, que espero sea la primera de muchas. Quedamos a las 20:45h en casa de Ángel el propio Ángel, Mané, Javi Balaguer, Marcos, José Anta y yo. Javi Aljama, que también tenía intención de venir sufrió los días previos a la salida un esguince de tobillo, por lo que por desgracia se tuvo que caer del cartel. Teníamos un claro objetivo para esta etapa, que no era otro que pasar por dentro del tubo que pasa por debajo de la N-432 a la altura de la Carrera del Caballo. Dicho y hecho, iba a ser divertido.
Salimos a las 21:55h de casa de Ángel, y nos encaminamos hacia Puente de Hierro, a realizar una breve bajada que Mané había experimentado en salidas precedentes. Así pues, cruzamos el Parque de la Asomadilla y el Barrio Naranjo, y no tardamos en salir a la antigua vía del tren de Almorchón. Llegamos justo hasta el Puente de Hierro, y allí Mané nos mostró la bajada: una escalofriante torrentera que se abre justo a la izquierda del pretil del puente, y que se despeña -o más bien hace que te despeñes- hasta alcanzar el arroyo Pedroches. Era descenso de bajar el sillín al tope. Mané y Ángel lo bajaron perfectos. Marcos y yo lo hicimos, a continuación, como pudimos. En mi caso, con el culo completamente apoyado en la rueda trasera. Tanto, que tenía mis dudas si en realidad estaba frenando con los frenos de disco o con el trasero. Jose y Javi, por su parte, también bajaron con precaución y sin demasiados problemas. En resumen, una bajada que era una buena manera de llegar sin dientes a casa a poco que te descuidaras.
Y la cosa no iba a hacer sino mejorar. Cruzamos el arroyo Pedroche y trepamos por una horrenda subida para alcanzar de nuevo la vieja vía. No pongo en duda que hacia abajo esa cuesta tiene que ser la bomba, pero hacia arriba es peor que un dolor de muelas. Aunque tengo que admitir que como reto no está nada mal. A esas alturas de la feria ya llevábamos las luces encendidas. Mané había sufrido un percance con su Lupichin de estreno (el bloque de baterías se había descargado sin razón aparente para ello), por lo que no le había quedado más remedio que llevar una luz del Lidl que dejaba bastante que desear, pero por suerte en ese tramo de la etapa nos apañábamos bien con el resto de luces.
Una vez en la Carrera del Caballo cruzamos al otro lado de la Nacional por el grupo de rotondas, y a la altura de la gasolinera de Repsol abandonamos la carretera, y retomamos el trazado de la vía… si bien con algún que otro problema, porque no dábamos con el sendero. Avanzamos en paralelo a la N-432, hasta llegar a la bajada que lleva hasta el tubo. En este tramo, en una pequeña subida sufrí un tirón en el gemelo derecho. Malas sensaciones que llevaban acompañándome desde hace algunas semanas habían hecho acto de presencia. No me quedaba más remedio que contemporizar un poco… o eso pensaba yo. Realizamos la bajada hasta el tubo sin más percance que una caída de Javi, afortunadamente sin mayor consecuencia. Y allí estábamos: el tubo.
110 metros de longitud, 1’8 metros de diametro, y 50 metros de tierra por encima. ¡Era la bomba! Sólo lo había cruzado una vez con anterioridad, en el año 2009, de día, en solitario, y sin luces. Esta vez éramos seis, de noche y con luces. ¿Cuál fue el resultado? Pues el que se puede imaginar:
Una vez pasado el tubo, y a diferencia de lo que hice en el 2009, bordeamos el arroyo Pedroche por su margen izquierda, hasta alcanzar el camino de la cantera de Santo Domingo. Estábamos ya al filo de las 23:00h, y teníamos aún que llegar hasta Santo Domingo, donde nos esperaban Enrique, Juan, Carlos, Inma y algunos amigos más. Íbamos tarde, muy tarde. Por ello subimos la cuesta de la cantera hasta el cortijo de Los Velascos a toda velocidad, lo que hizo que el propio Jose, aún novato en estas lides las pasara canutas. Pasado el cortijo, bajamos hasta el arroyo Santo Domingo y seguimos avanzando hasta la cantera.
Decidimos sacrificar parte del recorrido (subida por la cantera, para luego ir a la ermita y bajar hasta el lago desde ella), y enfilar directamente hasta Santo Domingo, y desde allí al bar donde nos esperaban. Y así, sin detenernos apenas, afrontamos la escalofriante subida de grava que antecede al monasterio, con sus rampas del 19%. Y con un calor de 31ºC. Llegamos a las 23:25h. Había sido duro, muy duro. Pero mereció la pena.
Y es que nos pegamos un magnífico homenaje a base de morcilla, flamenquines, ensaladilla, japuta, croquetas, y por supuesto, jarras y jarras de cerveza. Valga decir que una parada que habíamos previsto de media hora, a lo sumo, se prolongó hasta la hora y media larga. Así que creo que no es necesario decir que cuando nos decidimos a volver a montar en las bicis nos encontrábamos algo perjudicados. Habíamos decidido subir el 14%, y desde allí enlazar con la bajada de Los Morales… y ya se vería desde allí. Jose a esas alturas se vio obligado a abandonarnos, merced a obligaciones familiares. Así que el quinteto restante afrontamos una nueva subida, desde el restaurante hasta la antena de comunicaciones del 14%. Habida cuenta del objetivo que teníamos por delante, y de lo alegres que íbamos, no tardamos en bautizar la subida como “Los Morares”.
No recuerdo haber hecho una subida más divertida en mucho tiempo. Divertida pese a que cada 50 metros me iba metiendo directo contra un arbusto, y dejándome las piernas hechas un cristo. Para apenas 400 metros de subida lo estábamos pasando como enanos… hasta que sobrevino la debacle: la luz del Lidl de Mané dijo basta, y dejó de alumbrar. Vista la situación, llegamos hasta la antena, y decidimos qué hacer.
Tras evaluar las circunstancias, optamos por lo más sensato -lo cual, dicho sea de paso, es sorprendente-: recoger bártulos y volver a casa. Realizar un descenso como Los Morales a oscuras no es algo especialmente recomendable. Bajamos por la carretera del 14%, hasta tomar un enlace a mano derecha que lleva hasta el Cerrillo. Pese a que habíamos optado por lo más razonable, no íbamos a hacer todo lo razonable. Al menos el tramo final de Los Morales, el correspondiente a la Huerta de Hierro, íbamos a hacerlo. Y así fue. Conseguimos apañarnos con las cuatro luces que nos quedaban para hacer el descenso. Y ya una vez en la civilización, la vuelta a casa por Sansueña no fue más que un puro trámite. Llegamos a casa de Mané a las 1:35h, habiendo recorrido tan sólo 17 kilómetros. 17 kilómetros, eso sí, a un ritmo frenético, que nos depararon enormes dosis de diversión, sangre, sudor… y birra. ¡Ah! Y un grito de guerra:
¡¡¡Espartinas!!!
Los datos de la etapa son los siguientes:
Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Nocturna Carrera del Caballo – Tubo N-432 – Santo Domingo – Huerta de Hierro
Etiquetas: 14%, carrera del caballo, córdoba, los morales, mtb, n-432, puente de hierro, santo domingo, tubo