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De hecho, el mero acto de abrir la caja determinará el estado del gato, aunque en este caso los tres estados determinados en los que podía estar el gato eran: Vivo, Muerto y Jodidamente Furioso
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31 oct 10 Etapa ciclista: Cordel de la Cruz de la Mujer – Ruta del Agua (30/10/2010)

El pasado sábado Pedro y yo volvimos a coger la bici después de un tiempo sin salir juntos. El día escogido, a priori, no era el más adecuado: habían pronosticado lluvia para todo el fin de semana, y la mañana se había levantado bastante desapacible. La etapa escogida era una que ya conocía bastante bien: salida de Guillena para hacer la Ruta del Agua. Sin embargo, esta vez tenía una variación: pretendía que la recorriéramos en sentido inverso, ascendiendo por el cordel de la Cruz de la Mujer, realizar el descenso de la cuesta de la Lenteja hasta la Cantina, y por último, volver a Guillena por la Ruta del Agua. Habíamos quedado en la gasolinera de Guillena a las 9:00h.

A las 8:30h las perspectivas no eran nada buenas, ya que llovía en Santiponce, y el cielo estaba completamente cubierto. Según la predicción meteorológica, la lluvia de verdad no llegaría hasta varias horas después, por lo que se suponía que la mañana estaba en lo mejor que se podía esperar. Así que con unas perspectivas bastante negras, cargué la bici en el coche, y salí hacia Guillena. Durante todo el trayecto en coche estuvo lloviendo, así que me hice a la idea de que nos íbamos a limitar a constatar que no íbamos a tener etapa.

Pedro llegó a la gasolinera apenas pasadas las 9:00h, y venía con la misma sensación que yo. Aun así, nos dirigimos con los coches hasta el comienzo del cordel, por ver qué tal estaba el ambiente. Y dado que no llovía apenas, y por no desperdiciar la mañana, nos decidimos a salir, a ver cuánto tiempo aguantaba antes de que nos tuviéramos que dar la vuelta.

Emprendimos, pues, el ascenso por el cordel de la Cruz de la Mujer. El cielo estaba completamente encapotado, y aunque no llovía, el aire estaba tan húmedo que el agua se condensaba sobre el casco y las gafas, que poco a poco empezaron a gotear agua. Los olores se potenciaban, lo que al principio -cerca de corrales- no era precisamente agradable. Afrontamos las primeras rampas del cordel, con apenas compañía de otros dos ciclistas. Nada que ver con el tropel de gente que me había encontrado en ocasiones anteriores.

A medida que ascendíamos, una neblina cada vez más espesa nos iba hurtando los detalles del paisaje, cada vez más serrano, donde poco a poco alcornoques, encinas y pinos empezaban a imponer su presencia. Parecía una extraña combinación de paisaje cordobés con clima gallego, con un frío bastante acusado -rondando los 12ºC durante casi todo el ascenso- y una humedad que se introducía hasta los huesos. Aunque por suerte -por decirlo de alguna manera- las rampas hacían que entráramos en calor.

La subida era bastante sostenida, prácticamente rectilínea y sin apenas variaciones. Después de unos 6.5 km de ascenso, llegamos a una bajada de casi 1 km. que nos condujo a un pequeño valle, que constituyó el preludio de la subida más intensa del cordel: unos 2 km. de subida con unas rampas iniciales bastante exigentes. Al llegar a la cima habíamos recorrido unos 9.5 km de etapa, con una media de 10.8 km/h. Y sorprendentemente, pese al frío, la bruma y la humedad, aún no nos había llovido.

Tras una breve parada, afrontamos el descenso hasta la Cantina. El camino giró a la derecha, y empezamos el descenso de la cuesta de la Lenteja. Un descenso que prometía ser rápido e intenso. Y frío, muy frío. De hecho, apenas iniciado el descenso, nos detuvimos a que Pedro se pusiera un impermeable, pues apenas llevaba un maillot de verano sobre una camiseta de manga larga de entrenamiento. Sólo con eso corría el riesgo de calarse. Reanudado el descenso, bajamos a toda velocidad las doce curvas de la cuesta, cogiendo incluso algún atajo entre curva y curva, en el que Pedro estuvo a punto de irse por el campo al patinarle una rueda. Un descenso muy emocionante, en el que lamenté no haber cogido la minicámara deportiva para registrarlo.

Paramos brevemente en la Cantina, donde conversamos con los escasos tres ciclistas que allí se encontraban. Fue entonces cuando la lluvia hizo acto de presencia. Decidido a no perder más tiempo, por lo que pudiera pasar, iniciamos el descenso hacia Guillena. Teníamos por delante unos 17 kms. de recorrido junto al pantano de Gérgal.

Si el recorrido de la Ruta del Agua es bello de por sí, realizarlo en descenso, y con las condiciones meteorológicas de aquel día lo hacían francamente espectacular: cerros que rompían con sus cumbres las nubes grises cargadas de agua, que no se decidían a descargar sobre nosotros. Un descenso junto a la cola del embalse, con un gris plomizo que no era sino reflejo de lo que teníamos sobre nosotros. Y sobre el terreno, nos encontramos con una sorpresa. Una pequeña salamandra, negra y ocre, que se camuflaba a la perfección sobre el terreno. Tan a la perfección que Pedro estuvo a punto de pasarle por encima.

Foto0069.jpg

Seguimos con el descenso, aunque para ser precisos, el camino alternaba subidas, bajadas, y tramos de llaneo, a medida que íbamos pasando por la ladera de los montes que rodean el pantano. En uno de los frecuentes miradores que jalonan el camino, nos detuvimos a fotografiar la vista. Y es que la estampa valía la pena:

pano-embalse-gergal-2.jpg

Estuvimos parados un rato, antes de reemprender el descenso en nuestras monturas que, pese a todo, se encontraban razonablemente limpias:

Foto0081

El descenso hasta alcanzar de nuevo el cordel de la Cruz de la Mujer no tuvo mayores novedades: tramos de ascenso, descenso entre bosque mediterráneo, y por último salida a la campiña sevillana junto a eucaliptos, para llegar a Guillena en un rápido descenso.

La etapa había terminado, pero tuvimos un pequeño epílogo, en forma de búsqueda de un lavadero donde adecentar las bicis para no llenar los coches de barro. Dado que no conocía otro, no nos quedó más remedio que ir hasta el polígono de El Cerro, por el trazado que hemos seguido otras veces en la Vía de la Plata. A la vuelta tuve la intención de que nos comiéramos unos cuantos churros con chocolate para meternos algo caliente entre pecho y espalda, pero por desgracia a las doce y media ya habían dejado de venderlos. Fue entonces cuando caí en la cuenta de lo avanzado del día. Por la total ausencia de sol durante toda la jornada, no creía que fuera mucho más tarde de las once de la mañana. Volvimos, pues, frustrados a donde teníamos los coches, y dimos por terminada la etapa. Por suerte Pedro llevaba unos huesitos con los que pude saciar mi apetito goloso. :mrgreen: Y de esta manera concluimos una jornada que tan mal pintaba por la mañana, y que tan divertida fue finalmente.

Foto0082.jpg

El recorrido de la etapa en Google Maps:


Ver 2010/10/30: Cruz de la Mujer – Ruta del Agua en un mapa más grande

Datos de la etapa:

  • Distancia (según mi velocímetro): 34’654 km. (Incluyendo el trayecto hasta el lavadero de coches)
  • Tiempo de etapa: 2h 19m 41s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 2h 49m 48s
  • Pulsaciones medias: 129 pulsaciones/m
  • Pulsaciones máximas: 173
  • Consumo medio de calorías: 920 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1360 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 1h 40m 58s
  • Consumo total de calorías: 2615 kcal
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09 oct 10 Panorámica de Ézaro

El 14 de agosto estuvimos de vacaciones en la Costa de la Muerte. La mañana y parte de la tarde la empleamos en visitar Carnota y disfrutar de su magnífica playa. El resto de la tarde lo pasamos en Cée, que esos días se encontraba en fiestas, como aperitivo del que iba a ser el punto álgido del día: la visita a Ézaro y la vista de la desembocadura del río Xallas, el único de Europa que va a morir al mar formando una cascada. Cascada que, curiosamente, se encuentra estrictamente regulada por un embalse que abre sus compuertas en horarios estrictamente definidos para dejar contemplar este vistoso espectáculo.

Mientras esperábamos que abrieran las compuertas del embalse, subimos a un mirador para contemplar una vista panorámica de la desembocadura del río, y del pueblo cercano, Ézaro. Una vista sencillamente espectacular:

Desembocadura del Xallas, Ézaro

Desembocadura del Xallas, Ézaro

En primer plano se puede ver la pequeña ría de Ézaro, con su puerto deportivo. En la parte derecha de la imagen se puede ver el pueblo de Ézaro, y a la izquierda, la mole del monte Pindo. Al fondo, a la derecha, puede entreverse entre la bruma el cabo Finisterre. Más allá, sólo el Atlántico.

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07 oct 10 Playa de Carnota

Imagen panorámica en 360º de la playa de Carnota, en La Coruña:

Magnífica playa, la más larga de Galicia (tiene 7 km. de longitud), y que está considerada como una de las 100 mejores playas del mundo.

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06 oct 10 Panorámica de la Plaza del Obradoiro

El pasado 7 de agosto disfrutamos de un merecido día de descanso en Santiago tras completar la Vía de la Plata desde Zamora. A media mañana, Pablo, Ana y yo pudimos disfrutar de la siguiente vista de la Plaza del Obradoiro desde las galerías exteriores del claustro de la Catedral:

Panorámica de la Plaza del Obradoiro

Panorámica de la Plaza del Obradoiro

La imagen está compuesta por una serie de fotografías enlazadas mediante Autostitch. Está conservada a su máxima resolución, lo que hace que el tamaño total sea de unos 12000×4000 píxels, y un peso de 6.5 MB.

La imagen tiene múltiples detalles curiosos, como gente “duplicada” al aparecer en varias de las fotografías originales, múltiples fantasmas, y gente que estaba sorprendentemente quieta. Y le falta un pedacito, también. :(

Por cierto, en esos momentos la plaza estaba sorprendentemente vacía. Pocos minutos después empezaron a llegar miríadas de peregrinos: colegios religiosos, peregrinos extremeños, segovianos, alguna peña ciclista, e incluso un matrimonio que usaba un perro como mula de carga.

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02 oct 10 Etapa ciclista: Mairena-Salteras-Camas-Santiponce

Ayer Pedro y yo estuvimos dando pedales entre Mairena, Camas y Santiponce. Salimos de Mairena para tomar el camino de la venta del río Pudio hasta el puente romano, y desde allí tomamos la Cañada Real de las Islas hasta Salteras. Una vez cruzamos la vía del tren, descendimos hasta tomar un camino que bordea la vía, y llega a los carambolos que se extienden entre Camas y Valencina, para descender hasta el polígono industrial que hay junto a Camas, y volver a Santiponce.

En un momento dado, subimos a uno de los carambolos, donde pudimos contemplar esta vista de Sevilla:

Panorámica de Sevilla

Panorámica de Sevilla

En esta etapas las cubiertas Larsen TT que compré para el Camino de Santiago me han vuelto a sorprender agradablemente. Pese a que tengo la trasera totalmente desgastada, agarró admirablemente bien en la subida al cerro, bastante explosiva, con arena suelta y roderas, de tal manera que pude subir del tirón hasta el alto del carambolo. Esta es la segunda vez que me sorprenden por su capacidad de agarre.

Para bajar por el otro lado, sin embargo, me faltó algo de valor:

Bajada del carambolo

Bajada del carambolo

En total, recorrimos unos 25 kms. en unas dos horas. El trazado de la etapa es el siguiente:


Ver Mairena – Salteras – Camas – Santiponce en un mapa más grande

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