Esta vez -aunque por poco- no se nos fue de las manos. Fran, Manolo y yo realizamos ayer un fragmento de la Vía de la Plata entre Guillena y Castilblanco de los Arroyos. Teníamos previsto, en realidad, realizar el recorrido completo hasta Castilblanco, pero dado que empezamos la etapa a las 20:20h, con 50 minutos de retraso sobre el horario previsto, nos vimos obligados a hacer recortes en la distancia.
En efecto, la distancia entre Guillena y Castilblanco es de unos 19 km, de reocrrido en continuo ascenso, a través de las últimas estribaciones de la campiña sevillana y, sobre todo, por las primeras rampas de la Sierra Norte de Sevilla. Salimos de Guillena por la carretera que se dirige a Burguillos, siguiendo todo el rato las flechas amarillas de la Vía de la Plata. Llegamos hasta la rotonda de entrada de un polígono industrial, donde abandonamos la carretera, y tomamos la pista que nos tendría que haber llevado hasta Castilblanco.
En esta etapa iba estrenando un nuevo juego de cubiertas, unas Maxxis Larsen TT de 1.9”, que me habían recomendado para el firme que espero encontrar en el Camino: asfalto y camino de tierra en buenas condiciones. Y la verdad, las cubiertas, muy estrechas en su banda de rodadura, dejaban rodar de una manera sumamente cómoda.
El camino describía un ascenso continuo a través de sembrados y olivares, con ocasionales respiros y pequeña bajadas. El camino continuaba con esta tónica hasta llegar a un campo de naranjos, donde empezamos un descenso que nos habría de llevar hasta una zona boscosa eminentemente mediterránea: alcornoques, encinas y fincas de ganado, con sus correspondientes pasos canadienses. A esas alturas de la etapa empezaron las complicaciones para mí desde el punto de vista físico. Pese a que iba en un estado de forma sumamente bueno, empecé a tener sensaciones desagradables en los gemelos, cual si fuera a darme un tirón. Parecía que la etapa de la semana pasada me estaba pasando factura en forma de algún tipo de lesión muscular. Esto me obligó a utilizar unos desarrollos más cortos, que me descargaran de esfuerzo, pero que me obligaban a mantener una cadencia mayor.
El terreno, poco a poco, se fue haciendo más abrupto: abundante grava, zona en las que afloraban piedras pizarrosas, y camino estrecho y revirado: algo que me resultaba sumamente familiar, a lo que estoy acostumbrado después de tanto tiempo saliendo en Córdoba. Y que, a decir verdad, echaba en falta en Sevilla. Por fin lo había encontrado. Y si bien este terreno hacía mis delicias, no puedo decir lo mismo de Fran y de Manolo. Al menos, al inicio. Después me consta que lo disfrutaron como enanos.
Tras un rato de ascenso trialero, llegamos a un primer punto significativo: el paso por una zona de dos portelas consecutivas, donde aproveché para tirar una bonita foto:
Tras el paso de las portelas, continuamos por un camino con condiciones algo mejores en lo referente al afloramiento de piedras, pero igualmente abrupto y estrecho. Un bonito y excitante tramo en el que, por vez primera tras el primer amago de tirón del gemelo derecho, tuve que echar pie a tierra para salvar un desnivel. Las cubiertas, pese a ser estrechas, me estaban proporcionando un magnífico agarre.
Y así, continuamos avanzando hasta cruzar una segunda portela, junto a la que había un manso de enorme cornamente, y poco después desembocamos en un camino de mejor firme (que después averiguaría que desembocaba al poco en la carretera comarcal que nos tendría que haber conducido a Castilblanco). Continuamos avanzando hasta que dieron las 21:15h, hora que nos habíamos marcado como límite antes de emprender el regreso, cosa que hicimos tras un breve refrigerio.
La vuelta fue sumamente emocionante, por el mismo trazado revirado, traicionero y trialero que habíamos tenido a la ida, y que disfruté enormemente y que realicé abriendo camino, hasta llegar de nuevo al campo de naranjos. Eché enormemente en falta mi cámara deportiva, que no había podido llevar a la etapa por haberme olvidado el soporte en Córdoba. Una vez abandonado la zona de dehesa, tomaron el relevo en el encabezado del descenso Fran y Manolo.
Y fue en esta parte final del descenso, camino del polígono, donde sufrí la incidencia de mayor importancia de la jornada. Cuando descendíamos a bastante velocidad, me metí por entero en una rodera bastante profunda y estrecha, que estuvo a punto de hacerme salir despedido de la bici. Conseguí controlarla forzando una fuerte pedalada para salir de la trampa, pero a costa de dañarme el gemelo izquierdo -que ya notaba tocado-, en el que volví a sufrir un tirón, bastante más fuerte que el anterior en el gemelo derecho. A diferencia de éste, con cada pedalada notaba cómo volvía a montárseme el músculo. Así que me vi obligado a sacar el pie izquierdo de la cala, y pedalear con apenas el talón apoyado en el pedal. De esta manera, no me acometían nuevos tirones.
Una vez llegados al polígono, la noche casi nos había caído encima, así que aproveché para estrenar el otro pedido que realicé hace semanas a DealExtreme: una linterna de LED para la bici:
Recorrimos a un ritmo tranquilo el escaso trayecto que nos separaba de Guillena, donde tomamos un magnífico refrigerio en una venta de la entrada del pueblo. El recorrido total de la etapa fue de 24’917 km, que recorrimos en 1:34:35. La velocidad máxima alcanzada fue de 35’9 km/h.
En cuanto mi rendimiento, mi media de pulsaciones fue de 152 pulsaciones/min de media, con un máximo de 186. El consumo energético medio fue de 1150 kcal/h, con una máxima de 1490 kcal, y un consumo total de 1974 kcal.
El recorrido de la etapa, trazado en Google Maps, es el siguiente:
Ver 2010/07/21 – Guillena – Castilblanco de los Arroyos en un mapa más grande
El balance de la etapa es el siguiente: es un recorrido magnífico, el que más he disfrutado desde que llevo cogiendo la bici en Sevilla. Se le puede sacar un partido enorme, especialmente combinado con otras rutas que llevan hacia los Lagos del Serrano y la Ruta del Agua. Sin embargo, estoy preocupado por lo que puede ser una molesta lesión a una semana vista de empezar el Camino. Por lo pronto, estoy con vendajes compresivos en los gemelos, y con unos días de reposo por delante. Espero que el problema no vaya a mayores.
Etiquetas: castilblanco de los arroyos, guillena, sevilla
Hola Javi!
Sigo tu blog con asiduidad y me parece muy divertido e interesante.
Menudas aventuras tienes con la bici!,ya eres un profesional.
Las crónicas de tus viajes también me parecen geniales y por eso,desde hace tiempo guardaba el “diario de un viaje a Vigo”(mayo 2001),por lo que me pregunto si tenias una copia guardada,porque relatas cuando visitaste a Zaixega y a su familia por primera vez y creo que os haría mucha ilusión leerlo tantos años después.Lo tengo como me lo diste,encuadernado.Yo sigo viviendo en Córdoba,si no lo tienes,te lo mandaria por correo o lo que sea.
Un saludo y enhorabuena por tu blog!.
dferagui2005@hotmail.com
¡Hola María Dolores! ¡Cuánto tiempo ha pasado! Espero que te encuentres bien.
Muchas gracias por escribir, y tengo que decirte que me alegra saber que te gusta leerme de cuando en cuando.
En cuanto a profesional, me temo que no. Apenas un aficionadillo con ganas, y tiempo para después darle un poco a la tecla. ^_^
Jeje, gracias por el ofrecimiento de la Crónica del viaje a Vigo, pero conservo el manuscrito original, y me hace más ilusión que conserves la copia que en su día te regalé.
Saludetes…
[...] En esta etapas las cubiertas Larsen TT que compré para el Camino de Santiago me han vuelto a sorprender agradablemente. Pese a que tengo la trasera totalmente desgastada, agarró admirablemente bien en la subida al cerro, bastante explosiva, con arena suelta y roderas, de tal manera que pude subir del tirón hasta el alto del carambolo. Esta es la segunda vez que me sorprenden por su capacidad de agarre. [...]
[...] sigue la Vía de la Plata. Esta etapa ya habíamos intentado recorrerla Manolo, Fran y yo el pasado 21 de julio, pero se nos echó la noche encima en aquella ocasiíón, y no pudimos alcanzar [...]