El domingo 4 de diciembre realicé una etapa ciclista con mis cuñados Slava y Fernando por las cercanías de Puente Caldelas. Hacía tiempo que buscábamos salir juntos, y el domingo 4 por fin pudimos hacer la salida, entre lluvias, lesiones y compromisos varios. El día se presentaba estupendo, aunque frío de narices. Había salido de Forcarey a las 8:30h, con -1ºC en el termómetro del coche. Slava, por su parte, había encontrado temperaturas de -5ºC yendo a Vilarchán desde Salvatierra. Esa era la razón por la que empezamos a rodar algo más tarde que de costumbre (pasadas las 10:15h), para evitar las horas más frías de la mañana. Aunque como buen inconsciente, yo no tenía mayor problema en empezar a la hora de costumbre.
Salimos, pues, de Vilarchán, y nos encaminamos hacia la Cruz del Brasil. Era básicamente el recorrido que había hecho a final de primavera con Fernando, Álex y el primo de éste. Una vez allí, seguimos ascendiendo por el mismo camino, pero al cabo de un rato nos desviamos a la izquierda, para tomar un divertido descenso hasta Taboadelo. La pena fue que la SJCam andaba con la batería lista de papeles, y no pude tomar ninguna toma. En cuanto a la pista, Fernando tenía sus dudas, porque la recordaba llena de maleza la última vez que estuvo por allí, pero desde entonces la habían segado y se encontraba estupenda para bajar.
Una vez de nuevo en el asfalto, cruzamos Taboadelo y emprendimos un segundo tramo de bajada por pista hasta el arroyo de San Vicenzo. Este segundo tramo tuvo en mi caso un pequeño percance, y es que enganché en una rama la webcam que llevaba en el casco, y hubo un momento tenso, en el que no se sabía si cedería la rama o la cabeza. Digamos que al final, la cosa quedó en tablas. Por otro lado, el descenso, sobre todo en su tramo final, se encontraba bastante roto por el paso de motos de campo, lo que lo hacía algo comprometido.
Una vez abajo, cruzamos sobre el arroyo por el paso de piedra, sobre el que Fernando tenía dudas de que estuvera expedito, porque el arroyo podía bajar con bastante agua. No fue un problema, ya que traía agua, pero no tanta como para tapar el paso. Ya en el otro lado, rodamos en paralelo al río por una pista estupenda, hasta llegar a las cercanías de la Ermita de San Vicenzo. Hacía frío. 2.5ºC en algunos momentos. Acabada la pista en una carretera, emprendimos el ascenso de la misma hasta la aldea de Parada. Allí intentamos tomar un camino para ir hacia Puente Caldelas bordeando el río Verdugo, pero nos encontramos que en ese momento estaba ocupado por un rebaño, y por dos perros pastores con bastantes malas pulgas. Así que optamos por volver a la carretera, y llegar a Puente Caldelas por carretera. Allí paramos un rato, para tomar café y filloas.
De nuevo en marcha, salimos de Puente Caldelas en ascenso, por el camino del cementerio. Lo pasamos, y llegamos a la altura de la iglesia de Santa Eulalia, donde tomamos una carretera que ascendía hacia Pé da Múa. Dejamos la carretera, saliendo a mano izquierda, una vez que llegamos al camino que va hacia los petroglifos, y que se encuentra señalizado como Camino de Santiago. Desde allí, rodamos sin mayor novedad hasta llegar a las cercanías del Campo de las Rosas, y desde allí, fuimos hacia Vilarchán, pasando junto al campo de fútbol. Dimos por finalizada la etapa a las 13:30h, tras algo más de 27 kilómetros de recorrido.
La etapa tuvo un tercer tiempo interesante: aprovechamos para ir con Ana y Mari a Salvatierra, donde recogimos a Zaixe, y almorzamos los seis en la carpa de la Feria del Espumoso de Salvatierra. Jamón de Los Pedroches, espumoso de la tierra, pulpo, arroz marinero y empanada. Nada mal para cerrar la etapa.
Datos de la etapa
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