Ayer estuve haciendo algo de bici. Una cosa relajada, simplemente para desoxidarme un poco, estirar las piernas, y tener una excusa para bajar al río Lérez. Y es que estos días está haciendo calor -calor húmedo- en Forcarey. No es la locura de Córdoba o de Sevilla, pero cuando no tienes aire acondicionado, también machaca un poco. El caso es que, como decía, tenía ganas de bajar al río. Y de rodar un poco con la Super BH. Y no me pude resistir.
No es el trazado más adecuado para este tipo de bici. Mucha piedra, recorrido ratonero, y abundante hojarasca, que con cubiertas finas te llevan a patinar más de la cuenta. Pero si no hubiera ido con esta bici, me habría perdido esta foto. Luego, en el río, no pude menos que bañarme. El primer baño en el río de la temporada. EL agua estaba aún algo fría, pero con el calor era de agradecer. También es cierto que no me quedó otra. Me había bajado el dron, y como no lo calibré adecuadamente antes de salir, acabó en el fondo del Lérez, de donde tuve que sacarlo.
No voy a decir que no supiera que iba a acabar así. Bañándome, quiero decir. No en balde, había salido de casa con el bañador puesto. Pero no esperaba que fuera a resultar tan necesario. Al menos, tuve una excusa para echarle valor y nadar de punta a punta del río.
Una vez de vuelta a casa, tengo que decir que la Super BH L6000 gravelizada es un demonio para subir. Sin darle especialmente, mejoré de manera tremenda mis tiempos en la subida a Gaxín, y en la subida a Forcarey desde Ponte. Es divertida de montar. Muy divertida. Y el trayecto, pese a ser apenas 6 kilómetros, lo merece.
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El domingo 12 de junio realicé una etapa ciclista por La Fracha, en las cercanías de Vilarchán. Esta vez salimos un grupito de 4 personas, Fernando, Álex, Víctor y yo. No recuerdo cuándo fue la última vez que salí con tanta gente, y la verdad es que es algo que se echa en falta. Lo interesante del asunto es que sumábamos dos bicicletas eléctricas, y dos convencionales. Una combinación interesante. Empezamos a rodar a las 9:30h, saliendo de casa de Fernando. Tomamos un camino que pasa por medio de un grupo de eucaliptos, para salir a la carretera de Pontevedra a Puente Caldelas. Cruzamos la carretera, y empezamos a subir por un camino que conduce hacia Justanes y que, poco a poco, acaba llevando hasta la Cruz del Brasil. Desde allí, empezamos a subir camino de la Cama do Home, una roca en lo alto de un risco que domina todo el entorno. Se trata de una buena subida, con tramos de sube y baja por caminos en un estado razonable, pero que tiene un terrorífico kilómetro final hasta la Cama, con rampas que llegan a alcanzar el 17%.
Una vez en la Cama do Home, paramos a charlar un rato y reabastecernos, antes de reemprender la etapa. Bajamos por un cortafuegos, en el que Álex, Víctor y Fernando bajaron estupendamente bien, pero que a mí se me atragantó un poco. Cosas de no tener tija telescópica, y de no tener dominado el terreno. Aun así, fue divertido. Volvimos a aparecer en la Cruz del Brasil, y desde allí emprendimos el camino de la cantera, del que guardo un infausto recuerdo. Esta vez conseguimos atravesar la cantera sin novedad. Seguimos avanzando, cruzándonos con ocasionales grupos de ciclistas, hasta llegar a un camino que, a mano derecha, sube -segunda gran subida del día- hasta el mirador de Legua da Chan. Esta subida estuvo a punto de atragantárseme, pero no salí demasiado mal de ella.
Tras parar un poco en el mirador, emprendimos el camino de vuelta. Bajamos por carretera hasta una nave sobre el polígono, donde tomamos un camino que nos acabó llevando a Baltar, donde bajamos por carretera hasta la pista que al principio de la mañana habíamos tomado para venir desde Vilarchán. El final de la etapa fue realizar el camino en sentido inverso, para volver al punto de salida. Una buena etapa en una estupenda compañía.
Datos de la etapa:
Etiquetas: cama do home, cruz del brasil, la fracha, legua da chan, mtb, vilarchán
El domingo 5 de junio de 2022 estuve dando pedales por el Aljarafe. Algo suave, porque aún estaba algo convaleciente de un resfriado primaveral, pero no quería que algo así arruinara la posibilidad de salir a rodar un poco por la zona después de unos cuantos meses. En realidad, hice dos salidas, una por la mañana, y otra por la tarde.
En la salida de la mañana utilicé la Super BH L6000 gravel. Salí a las 8:35, cruzando Santiponce por carretera, y saliendo hacia Valencina. Al pasar el puente sobre la vía del tren, giré a la izquierda por la ruta del agua. Seguí por la misma, cruzando Cerro Blanco, y bajando hasta la altura de Castilleja de Guzmán. Allí giré a la derecha para subir por el camino que pasa junto a un colegio mayor. Salí a carretera, subí un poco, y giré a la izquierda para buscar el Cordel de los Carboneros, viejo conocido a estas alturas. Una vez en el cordel, lo seguí hasta Salteras, y allí me incorporé a la Cañada Real de las Islas, girando a la izquierda para encaminarme hacia Mairena. Seguí por la cañada, con bastantes trampas de arena, hasta cruzar por debajo de la autopista y alcanzar el puente romano sobre el río Pudio. Allí tomé en ascenso el Cordel de Triana a Villamanrique, y lo seguí hasta llegar hasta el club de golf del Zaudín y el parque homónimo, entrando en Tomares. Por Tomares callejeé, hasta llegar a la fuente de la Mascareta, y lo que parece una antigua casa de postas, con una imagen de la Virgen del Rocío.
Seguí cruzando Tomares, hasta llegar a Castilleja de la Cuesta. Pasé junto al Ikea, y giré a la derecha, hasta llegar a la Ermita de Nª Sª de Guía, donde también me detuve un momento.
Posteriormente, giré a la izquierda, camino de Camas, pasando por los cerros del Carambolo. Una vez en Camas, volví a Santiponce por el trazado de la N-630, para llegar a casa a las 10:45h, tras 36’2 kilómetros de etapa.
Sin embargo, tenía más ganas de bici en el cuerpo. En concreto, llevaba tiempo con ganas de salir a rodar con la veterana Orbea Luarca de paseo. Así que le inflé las ruedas, y salí un poco con ella por la tarde, aprovechando las horas de menos calor anteriores al anochecer. En este caso se trató de una cosa bastante sencilla, ir y volver a la estación de tren de Valencina-Santiponce. Es la Orbea una bici interesante. Pesada como ella sola, lo que hace que tenga un centro de gravedad muy bajo. El sillín de muelles es extraordinariamente cómodo, pero el manillar se me queda estrecho, sobre todo desde que le puse los cambios en el mismo, en vez de su configuración normal en el cuadro. Aun así, es divertida, aunque algo nerviosa, al tener un cuadro algo corto para mi talla, una potencia muy, muy corta, y ese manillar de paseo.
En cualquier caso, vale la pena sacarla de cuando en cuando. Los cambios me quedaron extraordinariamente finos, y tiene estilo.
Datos de la etapa:
Etiquetas: aljarafe, cañada real de las islas, camas, castilleja de guzman, castilleja de la cuesta, cordel de los carboneros, cordel de triana a villamanrique, gravel, mairena del aljarafe, orbea luarca, salteras, santiponce, super bh l6000, tomares
Hace algunas semanas realicé algunos cambios en la Super BH L6000 que tengo en Sevilla. En concreto, cambié el manillar tradicional por uno de estilo compacto, más ancho que el que montaba de fábrica. La idea era tener más estabilidad, al disponer de más anchura, pero me estaba encontrando con un problema: estaba notando que el cambio de radio de un manillar a otro hacía que las manetas de freno quedaran más separadas de lo conveniente para poder acceder fácilmente a ellas.
La verdad, aunque desde el punto de vista de la estabilidad estaba notando la diferencia, había perdido bastante en seguridad sobre la bici, sobre todo en descensos acusados. La solución, en principio, parecía sencilla: de los frenos MTB conocía que existen unos tornillos de ajuste que permiten acercar la maneta al manillar. Buscando algo de información al respecto, encontré que los frenos de carretera Shimano disponen de un tornillo de ajuste similar. Pero no estaba encontrando nada relativo a los Campagnolo Mirage que monto en la gravel. Después de volverme loco al respecto (e incluso encontrar información que decía que estos frenos no se podían ajustar), encontré que la solución era extraordinariamente sencilla: las manetas Campagnolo cuentan con un pasador en el mismo freno, que regula entre dos posibles posiciones del freno. A un lado, más cercanas al manillar, y al contrario, más alejadas. Es tan sólo cuestión de variar la posición del pasador. Extraordinariamente sencillo.
En mi caso, las manetas estaban reguladas en la posición más alejada. Ha sido cuestión de cambiarlas a la otra, y notar una tremenda mejora. Una pequeña tontería, pero que espero que a alguien más le ayude el saberlo.
Etiquetas: campagnolo, gravel, maneta de freno, mirage
Hacía ya tiempo desde mi última publicación de una canción del día. Pero creo que esta lo vale. Desde hace algún tiempo me estoy acostumbrando a escuchar música folk o indie. Me viene bien para el trabajo, y es agradable para pillar ritmo cuando estás concentrado en otras cosas. Normalmente las dejo de fondo, sin prestarles demasiado atención, dejando que sean una especie de ruido blanco. Pero este tema captó de inmediato mi atención:
Mumford & Sons – I Will Wait
Una de las razones por las que me estoy habituando a este tipo de música es porque estoy viendo vídeos de restauraciones en Youtube. Hay dos canales que sigo mucho. El primero de ellos es my mechanics, dedicado a restauraciones en general. El segundo es oldshovel, especializado en bicicletas. Ambos suelo verlos acelerados, a x1,5 su velocidad normal. Oldshovel suele usar música folk muy lenta, pero que acelerada transmite una energía muy interesante. Me acaban gustando más las versiones aceleradas que las normales, curiosamente.
Etiquetas: canción del día, i will wait, mumford & sons, my mechanics, oldshovel